La Toxicidad de Las Palabras no te Ayudan.... (Segunda parte).
Si leímos la primera parte de este escrito, nos pudimos dar cuenta de lo interesante que es el triple aspecto:. ¿Palabra-Pensamiento-Emoción... Emoción-Pensamiento-Palabra,... Emoción-Palabra-Pensamiento?. ¿Dónde empieza uno y termina el tercero?.
Si, podemos modificar nuestros pensamientos.
Ahora vamos a hablar acerca del pensamiento:.
¿Cómo cambiar el pensamiento?.... Cambiando la Emocionalidad.
Tenemos que cambiar nuestras conclusiones, y para ello tenemos que cambiar el modo de ver la primera fuente de esa conclusión, que fue el momento en el que uno ha sido rechazado, violentado, agredido, abusado, violado....
¿Y esto como se hace?:.
Retomando el Niño, la Niña que fuimos y dándole una salida absolutamente distinta, una nueva perspectiva.
De modo que, a partir de esa nueva perspectiva, nosotros podamos cambiar el Pensamiento.
Vamos ahora con la Palabra:.
Pensamiento-Emoción-Palabra.
Las palabras tienen su propia energía:. Si yo digo AMOR, no solamente lo pienso, eso tiene una energía.
Si digo "rabia", "resentimiento", "odio"...tienen una energía absolutamente distinta. Si digo "frustración", eso produce en el otro un impacto negativo; si hablo de Alegría, tu energía subirá; si hablo de "tristeza", tu energía decaerá.
Las palabras que salen de nuestra boca fluyen en el ambiente que nos circunda y en las personas que están a nuestro alrededor, y son, además el producto de nuestros pensamientos, que hemos visto, que eran el producto de los sentimientos. El poder de la palabra es asombroso.
Las palabras pueden intoxicar, y de hecho nos intoxican.
Cuando, por ejemplo; criticamos a alguien o escuchamos una crítica destructiva, en el fondo nos sentimos responsables, incluso "sucios". Nos sentimos mal. Eso es "toxicidad".
El hombre no sólo se intoxica de la involución, de algunos alimentos, medicamentos, drogas... También el hombre se intoxica de las personas, de la energía de las personas y de las palabras que utiliza.
Por eso es muy importante que tengas mucho cuidado y que pongas mucha atención con la gente que te rodea:. Cómo es la gente que te rodea, como habla la gente que te rodea... Porque te pueden enfermar literalmente.
Las palabras nos intoxican pero también nos pueden elevar. Es necesario un ejercicio de atención para empezar a tomar la decisión de utilizar las palabras que nos eleven y no que nos intoxican.
Si cambiamos las palabras estamos obligado a cambiar los pensamientos y estos, a su vez, están obligando a cambiar los sentimientos.
Cuando las palabras vienen de afuera, y no podemos evitarlas. Por ejemplo:. Madre, padre, hijo, novio, marido, jefe... No te las creas. Cada uno habla de sí mismo.
Empieza a pensar que todo lo que la otra persona está diciendo de alguien o de ti lo están diciendo de sí mismo.
Si tú haces una crítica fuera es porque tienes una crítica dentro. Si humillas a alguien fuera es porque te sientes humillado dentro y tal vez necesitas sentirte como encima de esa persona.
Te voy a dar una fórmula infalible, (y con honestidad, no es una fórmula para aprovecharse de nada, ni para enjuiciar, alecciona o agredir verbalmente a las personas a las que veas que les ocurre esto, sino para aprender):.
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