martes, 3 de marzo de 2015

Un camino para construir nuestra felicidad... (Primera parte). Aprendiendo a ser feliz.

Te has preguntado;. ¿Quién soy yo?....

A esta pregunta voy a responderte con una serie de afirmaciones:.

    Eres un ser vivo compuesto de células. Un ser humano distinto a los otros con una realidad propia, un cuerpo, una personalidad y un alma.

    No hay otro como tú en todo el mundo, aunque hay millones y millones de seres humanos vivos, pero todos distintos a ti.

    Observa tu letra, es letra diferente a todas las demás y no encontrarás ni una sola como la tuya. Así eres tú, distinto a todos los demás. Y esto es importante y no te pareces a nadie, porque tienes tus propias características.

"Yo soy yo y mis circunstancias".

    Naciste en el estado de perfección y, aunque tu cuerpo pueda presentar imperfecciones no deseables, y tu personalidad arrastre una buena parte de herencia, quizás tampoco deseadas, tu alma nació incólume. (No hay ninguna como la tuya).

    Este regalo al que, por el hecho de nacer, a todos nos corresponde, y que por su gratuidad no valoramos lo suficiente, nos acompaña hasta nuestros últimos días.

    Tienes que conocer esta compleja realidad que eres tú y también saber que esperar. Hoy es el primer día del resto de tu vida. Si lo deseas, aún estás a tiempo de cambiar de camino.

¿Crees que no eres lo bastante feliz?

¿Qué es para ti la felicidad?.

    El verdadero camino a la felicidad es la tranquilidad, la armonía, el equilibrio y la paz de tu alma. (Tú como persona de paz).

    Tenemos que aceptar todo lo que nos suceda aunque nos disguste, ya que hacerlo, nos ayudará, sin duda, a encontrar esta tranquilidad en el alma. Esto no quiere decir que nos quedaremos con los brazos cruzados ante las dificultades, sino que debemos luchar pero también tenemos que aprender a convivir con el papel que nos ha tocado.

Permítame aquí un breve antojo que yo llamo poético:.

¿Quién soy yo?.

Ostentación, vanidad, presunción.

Soy algo, pero ¿qué?.

Me escucho a mi, me hablo a mi, me miro a mi.

Y siempre a mi, mi, mi y nunca tu.

Y después... De tanto decir de mi

no se sabe quién soy yo.

    Acostumbrarnos a mirarnos el "yo ombligo" y a pensar únicamente en nosotros mismos, en lugar de, tan sólo, observar a nuestro alrededor.

¿En qué te hace pensar todo esto?


No hay comentarios:

Publicar un comentario