El manejo de los Conflictos Interpersonales...
Cualquier molestia, altercado, problema o incomodidad en la
relación entre dos o más personas puede considerarse un conflicto.
Muy probablemente le pasemos al otro una pequeña molestia,
pero va a depender del manejo que se le haga, que no se convierta en un
conflicto de envergadura mayor. Grandes disputas entre personas y grupos han
sido el resultado de un pequeño altercado mal manejado.
Los conflictos son inevitables, aun cuando las personas
tengan intereses, necesidades, expectativas e historias similares.
La meta cuando de conflictos se trata es justamente, como se
mencionaba anteriormente, saber manejarlos para sacarle el mejor partido a los
mismos y convertirlos en una fortaleza más que en una amenaza de las
relaciones.
También es sabido que cuando los conflictos se manejan
adecuadamente las personas, las relaciones y los grupos salen fortalecidos.
Existen muchas maneras de manejar los conflictos, pero
recientemente se viene imponiendo la idea de que una buena solución implica que
ambas partes lleguen a un acuerdo que los satisfaga mutuamente. Este objetivo
se conoce como el método “gana-gana”, donde las dos partes perciben que sus
necesidades particulares fueron atendidas y que, si finalmente no se pudieron
satisfacer en su totalidad, si se tuvieron en cuenta.
La manera directa de manejar los conflictos interpersonales
e intergrupales es la negociación. No todas las personas tenemos las cualidades
de un buen negociador y muchos han tenido que reconocer que más que ganado,
salieron perdiendo en los acuerdos realizados en la resolución de un conflicto.
Negociar requiere que las personas que están interviniendo
en la misma sean excelentes comunicadores, tengan claro un sistema ético y de
valores y tengan a su vez bien identificados los horizontes a los cuales se
quiere llegar. Además de estas características se requiere que el negociador
sea creativo, que tenga iniciativa, y que demuestre poder de persuasión.
Otro elemento necesario en los negociadores de conflictos
intergrupales sobretodo es el elemento social de la representatividad. El
negociador debe representar por medio de poder escrito o de voz popular, que
efectivamente está comprometido con los intereses de algún sector. Que alguien
se abogue el derecho de representar en una negociación un grupo que no lo ha
nombrado, probablemente sea un conflicto mayor que el que se está intentando
resolver.
Otro elemento fundamental para la resolución o manejo de
conflictos es escoger el ambiente y el momento oportuno. Buscar un lugar
neutro, en un momento en que la disposición personal y de tiempo es exclusiva
para la atención del conflicto, abonará el camino para una solución concertada.
Contar con la disposición personal de las partes es un
ingrediente indispensable para la resolución o manejo de los conflictos. Cuando
una de las partes involucradas en los mismos se “cierra” y no quiere ni
siquiera el mínimo contacto con la otra o con las otras partes intervinientes,
probablemente el momento de empezar las negociaciones ni siquiera se dará.
Todo conflicto en sí mismo no es necesariamente bueno o malo
y potencialmente todos son solucionables. Diríamos más bien que el conflicto es
una oportunidad de crecimiento y desarrollo de las personas y los grupos. Sin embargo,
un mal manejo del mismo o de las negociaciones puede llevar a que el conflicto
se vuelva más profundo y aparentemente insoluble.
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