Ya no… Odio mi vida.
(Testimonio)
Hace tiempo publiqué un post de una paciente que odiaba su
vida, un post que recibe cada día muchas visitas y comentarios de personas que
se sienten identificadas con alguna parte de Trazos de mis Escritos y Lecturas.
¡La joven ya tiene el alta, desde hace meses! Se ha
construido su vida, a base de esfuerzo, lucha y constancia en todo el trabajo
que han ido realizando en cada una de las sesiones.
Los dejo con sus propias palabras:
“La verdad es
que aún tengo muy presente aquella época en la que odiaba con toda sinceridad
todo aquello que tenía que ver conmigo.” Sentía que mi vida era un desperdicio,
un caos sin solución y todo aquello que intentaba hacer para mejorarlo e intentar
volver a enamorarme de mí misma, me provocaba más odio y asco.
Por suerte, esto pertenece al pasado, a esa
época donde no sabía que la mente puede llegar a ser tu peor enemigo y
confundirte tanto, que te llega a hacer ver la realidad de una manera muy
distorsionada.
Cuando aprendes a no dejar que te domine, empiezan sin querer a ocurrirte cosas
maravillosas y ves cómo tu vida va cambiando poco a poco y empiezas a sentirte
mucho mejor con la vida. Tu vida empieza a cambiar, sí, pero eso no significa
que se cumpla esa idea equivocada que tenemos en la cabeza de que la vida es
maravillosa porque se cumple todo lo que soñábamos y siempre hemos querido…
sino porque simplemente cambia tu percepción de ella y entonces las cosas buenas son
mejores y las malas no tan malas, por el
simple hecho de que ya por fin eres libre de tu mente, eres libre de ti mismo y
entiendes que la vida es simplemente eso… La vida. Una vida que diriges tú mismo con aciertos y
errores, pero que diriges tú y sólo tú:
Dejé de odiar mi vida cuando acepté, que ésta no
es todo eso idealizado con lo que sueñas lograr, sino aquello que con tus
decisiones te va llegando, tanto bueno como malo, porque lo malo no se puede
suprimir y te obligas a saber gestionar tanto una como la otra. Entonces dejé
de odiar mi vida, porque dejé de sentir tanta frustración todo el tiempo.
Dejé de odiar mi vida cuando aprendí que, al
sentir esa sensación de odio tan inmensa, en realidad la vida me estaba avisando, de que me estaba
olvidando de algo muy importante, de mí misma.
Dejé de odiar mi vida cuando todos los días me
levantaba y buscaba formas y cosas que hacer, por y para mí, y mi bienestar.
Dejé de odiar mi vida cuando tenía mis deseos en
mi presente.
Dejé de odiar mi vida cuando, ante una proposición de cualquier tipo, me
paraba en seco 5 minutos para pensar si eso realmente, me hacía feliz o
realmente me apetecía.
Dejé de odiar mi vida cuando, empecé a obligarme
a dar mi opinión, sobre las cosas y empecé a dejar que los demás, pudieran
escucharme.
Dejé de odiar mi vida cuando, empecé a serme fiel y decir no cuando lo sentía.
Dejé de odiar mi vida cuando, dejé de complacer a la gente que me rodeaba.
Dejé de odiar mi vida cuando, dejé de intentar ser otra persona para agradar.
Dejé de odiar mi vida cuando, acepté que cometo errores
Dejé de odiar mi vida cuando, me obligué a
recordarme cada día, las cosas buenas que tengo
Dejé de odiar mi vida cuando, me pregunté ¿qué es lo que realmente deseas en tu vida? y
comencé a caminar para conseguirlo.
Dejé de odiar mi vida cuando, busqué para descubrir todas aquellas cosas
negativas que había en mi vida y me hacían mal, entonces busqué la manera de
eliminarlas.
Dejé de odiar mi vida porque, empecé a ser consciente de qué era, lo que me
estaba matando.
Dejé de odiar mi vida cuando, empecé a ser sincera con los demás y a
comunicarme abierta y asertivamente.
Y cuando dejé de odiar mi vida, poco a poco y
sin darme cuenta, se me fue cayendo ese manto negro que tenía delante de la
cara… y entonces me empecé a sentir bien por dentro y también por fuera. Y esa
sensación de sentirme mejor conmigo, más liberada y viviendo la vida pasito a
pasito, hace que cada día no odie mi vida.
Ya no odio mi vida porque, he
aprendido a entenderla y porque al
poner en práctica todo aquello que he ido aprendiendo, veo que sé evitar las
situaciones que me llevan a odiar mi vida.
“¡Lo cierto es que
cuando aprendí, a no odiar mi vida, volví a nacer!”
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