domingo, 31 de julio de 2016

El Destino…

El Destino…

Todas las cuestiones que nos planteamos a lo largo de nuestra vida, tienen diferentes respuestas dependiendo de cada persona, la religión, la política, todos tenemos nuestras propias ideas, no podemos pensar todos igual, pero sobre todo hay un mundo en el que una gran mayoría de personas no cree o simplemente tiene miedo a creer o pensar en él.
Hoy yo quiero hablar un poco sobre ese mundo, concretamente sobre el destino, hay personas que creen en él, hay otras que piensan que son cuentos, que no es cierto, que todo está escrito, que desde el momento en el que nacemos ya hay un destino preparado para nosotros, a algunos les cuesta admitir que todo está predeterminado de antemano, que todo está escrito en las estrellas, en el universo, personalmente creo que es así, pero también creo que sí es posible desviarnos en algunos momentos de ese camino, sólo tenemos que estudiar las posibilidades que se nos presentan y elegir la que pensamos es la adecuada para nosotros, tal vez si creyéramos un poco más en lo impreciso y no en lo certero, lo podríamos conseguir, es cierto que hay cosas que ocurren que son inevitables por mucho que deseemos e intentemos, por todos los medios evitarlas, es entonces cuando vemos que es el destino que ya está marcado y nada ni nadie puede evitarlo, pero no en todos los casos es así, hay situaciones en las que sí podremos hacerlo.
La vida, nuestra vida no es muy diferente a los juegos de azar, unas veces se gana y otras se pierde, todo depende de la ficha o el color que hayamos elegido, ¿entonces?, por qué no nos detenemos un momento y pensamos en el significado de la frase “al forjar nuestro destino, trazamos nuestro camino” o recordamos aquella canción de Serrat que nos dice: caminante no hay camino, se hace camino al andar, si lo hacemos comprobaremos que también hay alguna posibilidad de variar ese destino que nos está marcado.
Cuántas veces hemos escuchado la famosa frase ¿por qué me tuvo que ocurrir esto a mí? y muchas veces se nos olvida que lo que sembramos, es lo que cosechamos y finalmente, recogemos, que todo lo que sube tiene que bajar, que hay una, que nada es casualidad, que siempre hay una causa para un efecto y que también ese destino es consecuencia de nuestro karma, pero sobre todo de ese efecto boomerang que nos retorna (la mayor parte de las veces multiplicado por mil) tanto lo bueno como lo malo que hacemos.
La vida también es como el ying y el yang, si somos capaces de verlo así seremos capaces de comprender que de todo lo malo que nos ocurre siempre hay algo positivo que podemos aprovechar, y también que en todas las cosas buenas, que igualmente nos ocurren también siempre hay algo de lo que pensábamos era malo y debido a ello cuando alcanzamos la meta o el éxito tan sólo estamos logrando el premio a ese esfuerzo que hemos puesto en conseguirlo, hay días en los que nos tocará perder, otros en los que ganaremos, igual que ocurre en los juegos de azahar.
La vida es muy corta, si la echamos a perder, si no aprovechamos cada uno de sus momento, sean buenos o malos, se acaba más rápido, por eso es trabajo de cada uno de nosotros hacer lo necesario para conseguirlo, hacer que nuestra vida sea lo mejor posible, y así tal vez en cierta forma estemos cambiando nuestro destino, al ser responsables, asumiremos las consecuencias de nuestras acciones y decisiones, porque nadie ha dicho que la vida sea fácil, más bien es como una selva en la que hay que estar siempre alerta, y es así, en ese camino que vamos forjando día a día, y como lo vamos descubriendo a cada paso.
El destino no es lo que inexorablemente nos va a pasar, el destino es también lo que nosotros permitimos, lo que trabajamos para que esa mezcla de ambos, nos suceda, hay momentos en la vida en que tenemos que ser capaces de admitir, que es tiempo de cambiar, si fracasamos y no tenemos el coraje de comenzar de nuevo, de levantarnos y seguir ese camino, la vida seguirá sin nosotros, ella nunca se detiene, la felicidad completa no existe, no nos acompaña siempre, nuestra vida a veces es diferente a lo que habíamos pensado o imaginado, a veces toma rumbos tan imprevisibles que ni en sueños la hubiéramos imaginado, por ello tenemos que atrevernos a escoger un camino, a realizar nuestro sueño, o estaremos en peligro de vagar sin rumbo y perdernos.
Sigue ese camino que has elegido, sin miedo, con la frente muy alta, no temas soñar, mira las estrellas y verás que tu vigor volverá y encontrarás una senda más bella y serena de lo que has soñado, que te llevará donde quieras que te lleve, cumpliendo todos tus deseos.

El destino está marcado, pero tú puedes cambiarlo, con tu fe, confianza en ti, tu esfuerzo y sobre todo con tus ganas de vivir.



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