miércoles, 27 de julio de 2016

El Origen de las Creencias Limitantes... y La Domesticación del Ser Humano.

El Origen de las Creencias Limitantes... y La Domesticación del Ser Humano.



Nuestras creencias ejercen una poderosa influencia en nuestras vidas, hasta tal punto, que determina cuáles experiencias, tendremos en el futuro y nuestra forma de ver el mundo.

Las creencias no son más que pensamientos muy fuertes que han tomado lugar en nuestras mentes, y, por lo tanto, no se cuestiona, si son ciertas o no. Lo cierto es que provienen de muchas fuentes; ya sea a través de la cultura, de la familia, de las experiencias agradables o traumáticas, etc.
Sin embargo, ciertos pensamientos o creencias, pueden ser formados debido a ciertos hechos que ocurrieron en el pasado, en relación a alguna/s experiencia/s significativa/s.


Si por ejemplo tuviste alguna experiencia negativa que te haya marcado profundamente, lo más seguro es que comiences a atraer experiencias similares que se reafirmarán en tu convicción acerca de este tipo de situaciones.

Los Pensamientos Negativos Limitantes (que los marcaremos como PNL) que nos dice entonces que a partir de allí, empieza una fase de generalización, en el que la persona piensa que su experiencia es la única posible, procediendo a cancelar cualquier otra experiencia, siendo esta positiva inclusive, que pueda desviarle de su creencia o convicción.
Además, La PNL nos indica que ninguna situación o experiencia no es buena, ni mala realmente, así como ninguna creencia es verdadera o falsa, sólo nuestros pensamientos lo hacen así. Ya que cuando nos centramos en los aspectos negativos de una situación, construimos una creencia negativa que siempre va a atraer cualquier experiencia que reafirmar las creencias limitantes.
Lo importante es saber si esa experiencia que tuviste es limitante o potenciadora, ya que de esa forma podremos saber si funciona o no. Es decir, si nos ayuda en nuestro afán de lograr nuestros objetivos.
Sabiendo todo esto, podemos concluir que las creencias limitantes son aquellas creencias que limitan o bloquean nuestras posibilidades de conseguir cualquier meta u objetivo que nos propongamos.,
Los ejemplos son:
> Tener éxito en la vida.
> Mejorar la autoestima.
> Tener hábitos saludables.
> Mejorar nuestro rendimiento productivo.
> Y muchas más....
Algunas creencias limitantes pueden ser:
> No merezco ser rico.
> Nada bueno me puede pasar a mí, ni a mi familia.
> Nadie me quiere, como soy.
> No tengo suerte en la vida.


La PNL clasifica las creencias limitantes, en tres tipos:.

1) La Desesperación: La persona piensa que no podrá en ningún caso lograr su objetivo. Sin embargo, se encuentra en una situación desesperada por alcanzar su meta, aun cuando trabaje arduamente para conseguirlo.
2) La Desprotección: En este caso, la persona cree que puede lograr su objetivo, pero basándose en la suerte y el destino.
3) La Inutilidad: La persona siente que es incapaz de alcanzar cualquier objetivo, debido a que piensa que no lo merece o que no se siente valiosa para ello.
Ahora bien.
¿En cuál de estos tres tipos de creencias limitantes te encuentras en estos momentos?.
Un buen ejercicio es que respondas esta pregunta, ya que es un primer paso certero para empezar a desactivar esas creencias que bloquean tus posibilidades, de lograr la vida que quieres, tus metas, tus sueños o cualquier otra cosa que desees.

La Domesticación del Ser Humano.
En este mismo momento estás soñando. Lo que vez y escuchas ahora mismo no es más que un sueño. Sueñas con el cerebro despierto. Soñar es la función de la mente, y la mente sueña las 24 horas del día. Sueñas cuando estás durmiendo y también sueñas despierto. La diferencia está en que, cuando el cerebro está despierto, hay un marco que nos hace percibir las cosas de una forma lineal. Cuando estamos durmiendo no tenemos ese marco, y el sueño tiende a cambiar constantemente.
Nacemos con la capacidad de aprender a soñar, y los seres humanos que nos proceden, nos enseñan a soñar de una forma y es en la que lo hace la sociedad. El sueño externo tiene tantas reglas que, cuando nace un niño se capta su atención, para introducirle estas reglas en su mente. El sueño externo de mamá y papá, de la escuela y de la religión para enseñarnos a soñar.
La atención, es la capacidad que tenemos de discernir y centrarnos en aquello que queremos percibir. Percibimos millones de cosas simultáneamente, pero utilizamos nuestra atención, para retener en el primer plano de nuestra mente lo que nos interesa.
Los adultos que nos rodeaban, captaron nuestra atención y, por medio de la repetición, introdujeron la información en nuestra mente. Así es, como aprendimos todo lo que sabemos. Ejemplos son: “no hagas esto o aquello”, “si no haces lo que te digo, te va a pasar esto o aquello” “si te vas afuera te lleva el viejo” “si no horas o vas a la iglesia estás condenado al infierno” todas estas y muchas más, son las frases limitantes que se fueron depositando en las mentes, y con ellas se fueron construyendo los temores y miedos que hoy en día arropan a tantos seres humanos.
Utilizando nuestra atención aprendimos una realidad completa, un sueño completo. Aprendimos cómo comportarnos en la sociedad, que, hay que creer y que no creer, que es aceptable y que no lo es, que es bueno y que es malo, que es bello y que es feo, que es lo correcto que es lo incorrecto. Ya estaba todo allí, todo el conocimiento, todos los conceptos y todas las reglas sobre la manera de comportarse en el mundo.
Cuando asistíamos a la escuela o al colegio, no sentábamos en una silla pequeña y prestábamos atención a todo lo que los maestros nos enseñaban. Cuando nuestros padres nos llevaban a la iglesia, le prestábamos atención a lo que el sacerdote o el pastor nos decía. Y la misma dinámica funcionaba con mamá y papá, con nuestros hermanos y vecinos. Todos intentábamos captar todo con mucha atención. Y de ahí aprendimos a captar la atención de otros seres humanos y desarrollamos una necesidad de atención, que siempre acaba siendo, muy competitiva. Los niños compiten por la atención de sus padres, profesores, maestros, sus amigos. Y siempre está presente: el ¡Mírame! ¡Mira lo que hago! ¡He y, que estoy aquí! Y muchos más. La necesidad de la atención se vuelve muy fuerte y continúa en nuestra edad adulta. Una vez entendemos el código, nuestra atención queda atrapada y la energía se transfiere de una persona a otra.
Nosotros no elegimos nuestra lengua, ni la reedición, ni nuestros valores morales, ya estaba allí antes de que naciéramos. Nunca nos dieron la oportunidad de elegir que creer y que no creer. Nunca escogimos, ni en el más insignificante de estos detalles, ni siquiera elegimos nuestro propio nombre.
Cuando niños, no tuvimos la oportunidad de escoger nuestras creencias, pero, si estuvimos de acuerdo con la información, que otros seres humanos nos trasmitieron y siempre estuvieron en nuestros sueños. La única forma de almacenar información es por nuestra aceptación. El sueño externo capta nuestra aceptación y atención, pero si no estamos de acuerdo no almacenaremos esa información. Tan pronto como estamos de acuerdo con algo, “nos lo creemos” y eso lo llamamos fe. Tener fe es creer incondicionalmente en todo aquello que aprendimos cuando éramos niños.
Los niños creen en todo lo que los adultos les enseñan. Y a eso le llamamos La Domesticación del Ser Humano y viene acompañado de un sistema de creencias que se nos había trasmitido, controlada y totalmente en nuestro sueño de vida. No escogimos estas creencias, y que quizás nos revelamos contra ellas, no somos lo suficientemente fuertes, como para que nuestra rebelión triunfase. El resultado es que nos rendimos a las creencias, mediante nuestros propios acuerdos.

Se llama a este proceso “La Domesticación de los Seres Humanos”. A través de la domesticación aprendemos a vivir y a soñar, y ahí están incluidas las creencias limitantes que tanto daño le produce a la sociedad. Produciendo personas confundidas que lo único que buscan es desatarse de La Domesticación de los Seres Humanos.




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