lunes, 15 de junio de 2015

Desnuda tu alma frente al espejo...

    El cuerpo y el alma, son dos realidades del ser humano. Sin embargo, en la sociedad actual se valora mucho, tal vez demasiado, el poder de la belleza y de la perfección corporal. De hecho, en cierto modo, parece que no se valora tanto la inteligencia como el físico teniendo en cuenta que hoy día las dietas, las visitas a los gimnasios o el deporte son un referente.

    Sin embargo, no sucede lo mismo con la lectura de libros que pueden llevar a tener una función puramente decorativa en una esquina de tu casa. El alma no se ve pero se siente.

    Por ello, cuando estás en un momento de infelicidad vital no tienes las ganas de tener relaciones sociales, te falta la ilusión y la motivación, observas la realidad desde el prisma de la negatividad, y el miedo aumenta...

    Pero también es verdad que desnudar el alma es mucho más fácil que desnudar el cuerpo. En el sentido de que no es fácil compartir las emociones, contar un secreto, entregar el alma a través de la palabra es algo tan esencial como el conocimiento que funda el amor o la amistad verdadera.

    Tampoco es fácil desnudar el alma ante uno mismo. Ser consciente de nuestras virtudes y de nuestros defectos. Mirarnos frente al espejo sin sentirnos verdaderos extraños en ciertos momentos.

    ¿Por qué sucede todo esto?.

    Porque vivimos en la sociedad de la exterioridad, es decir, tenemos tanto ruido alrededor, que es muy fácil centrarnos en nuestro YO a nivel individual.

    De hecho, a veces, hay que hacer un gran esfuerzo por buscar el silencio para poder pensar y meditar con calma. El alma crece con el paso de los años mientras que el cuerpo se deteriora en base a la ley del tiempo.

    Por ello, cuando tengamos 80 años seremos menos atractivos, sin embargo, tendremos una mayor perfección anímica gracias a la sabiduría de la experiencia...

    Como ustedes muchas gracias y un abrazo...

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