Un lugar de muchos ecos...
El mundo es un lugar de ecos, si arrojamos ira, ira es lo que nos devuelven; si damos amor, amor es lo que recibiremos.
El amor no debería ser exigente; de lo contrario, pierde sus alas, no puede volar. Se enraíza en la tierra y se vuelve muy terrenal; entonces es lujuria y proporciona mucha desdicha y un gran sufrimiento.
El amor no debería ser condicional, no habría que esperar nada de él. El mismo debería ser su razón de ser, no una recompensa o resultado.
Repito, si tiene algún motivo ulterior, su amor no puede convertirse en un cielo abierto. Se ve confinado a ese motivo; el motivo se convierte en su definición, en su límite.
El amor sin motivo carece de límites; es puro júbilo, exuberancia, es la fragancia del corazón.
Y que no haya deseo de conseguir ningún resultado, no significa que estos no tengan lugar; acontecen, y multiplicados por mil, porque aquello que le damos al mundo, se nos vuelve de rebote a nosotros.
El mundo es un lugar de ecos; si arrojamos ira, ira es lo que nos devuelven; si damos amor, amor es lo que recibimos. Pero ese es un fenómeno natural, no hace falta pensar en ello. Se puede confiar; viene por su cuenta. Esta es una ley de vida.
Se recoge aquello que se siembra; lo que se da es lo que se recibe. Así que no hay, necesidad de pensar en ello, es algo automático... ¡Odia, y te odiarán. Ama y te amarán...
Todo es devuelto, por rebote a nosotros...
Un abrazo, gracias....
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