Tú eliges la soledad, o la soledad te elige a ti... (Primera parte).
"Ninguna persona es una isla, completa en sí mismo. Toda persona es un pedazo del continente, una parte de la totalidad".
"Mejor sólo, que mal acompañado". Dice el dicho, pero la soledad es una actitud muy mal vista, los seres humanos son ante todo seres sociales y primitivamente no se puede comprender el deseo de un miembro de la Sociedad, que quiera estar lejos del grupo.
Como bien se dice, hay dos tipos de soledad, el estar aislado de otras personas y el sentirse solo. Pero hay un mundo de diferencias entre ambas, la soledad no elegida es un estado negativo, duro, caracterizado por una desagradable sensación de aislamiento, uno siente que algo falta.
La soledad elegida es el estado de estar solo sin sentirse solo. Es un estado positivo y constructivo. En un momento que se puede utilizar para la reflexión, el crecimiento o el goce de algún tipo de actividad.
Así por ejemplo, la lectura requiere soledad profunda, el pensamiento y la creatividad por lo general también. Es un medio de disfrutar de la tranquilidad, es algo que cultivamos, una oportunidad para renovarnos. Cultivar una sana soledad, es más que estar solo, es estar con uno mismo, algo para lo cual no nos damos el tiempo. Algo que se llama habitualmente introspección...
Cuando una persona decide disponer de tiempo para sí, se trata de alguien que goza de estar sin la compañía de los demás durante un tiempo limitado. Se trata de momentos dedicados a uno mismo que pueden ser necesarios e imprescindibles para fomentar el bienestar personal, lo que indica que ese es capaz de estar sin otras personas, señal de autonomía e independencia.
La soledad deseada o autonomía no es sólo una opción, resulta recomendable para cualquiera. Gozando de esta libertad personal se puede elegir qué es lo que más apetece en ese momento sin necesidad de dar explicaciones a nadie, que es lo mismo que quitarse todas las obligaciones de encima, aunque sea sólo por unas horas.
Todo el mundo debería reservar ciertos momento de intimidad para si mismo.
Incluso existen personas que han hecho de la soledad deseada de un estilo de vida, es el caso de los "singles" que han elegido llevar una vida más independiente, o las personas que gozan viajando solas o, incluso, los que prefieren realizar tareas en solitario en su tiempo libre.
Todos necesitamos momentos de soledad, aún que según nuestro temperamento esa cantidad de tiempo "para nosotros" difiere. En nuestra soledad, donde los extrovertidos, constituyen las tres cuartas partes de la población, ser solitario está catalogado de forma negativa. Contrariamente a la creencia popular, no todos los solitarios tienen un miedo patológico a las relaciones sociales. "Algunas personas simplemente tienen una baja necesidad de afiliación", dice Jonathan Ckeek, Psicólogo en el Wellesley College. "Hay una división muy grande entre el solitario con preferencia y el solitario forzado". Una tendencia a la soledad podría reflejar una mezcla de tendencias innatas y experiencias, tales como no tener muchos amigos en la infancia o crecer en una familia que valora la privacidad.
Continúa...
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