¿Qué armadura llevas?
“Si te rodeas de una
coraza para que nadie te haga daño, también estarás impidiendo que la felicidad
te alcance”.
Mañana nuevo
día. Ya estamos en la cama, con ganas de descansar, después de un día agotador.
Nos vamos satisfechos, sentimos que hemos hecho todo lo que estaba en nuestras
manos, para seguir demostrando a los demás, lo que piensan de nosotros, es la
verdad.
“Eres el número 1, sigue así, que buen amigo eres, da gusto
hablar contigo, eres genial, sinceramente eres un inútil, no sirves para nada,
pareces tonto…”
Al final, acabamos creyéndonos lo de tanto oírlo, ya ni
dudamos si será verdad o no.
Nos levantamos y en el baño, mientras nos lavamos la cara,
nos ponemos el “traje” que la sociedad ha
hecho para nosotros.
¿Ese traje que te pones todas las mañanas, es acorde a quien
sientes que eres de verdad?
Pero llega un día queremos cambiar de traje, nos despertamos
y sentimos que ya vale, que de hoy no pasa. Te has dado cuenta que has ido
perdiendo amistades por ser el número 1 en el trabajo, respondes mal a tu
familia y no sabes por qué, o sientes que no eres lo que la sociedad espera de
ti. Sientes la necesidad irrefrenable de sentir en tu piel ese traje que
sientes que va más acorde a tus gustos, a tu ser.
¿Qué hacer en esos momentos?
Tenemos dos opciones. Pedir ayuda y que, con la compañía de
alguien, poco a poco, vayas confeccionando ese traje tan soñado, y la otra
opción es pensar que jamás podrás conseguirlo, con lo que la frustración
aumentara en ti.
¿Tú qué opción escogerías?
Bueno espero que hayas elegido la 1 opción.
Empezamos su confección, con ansias, miedo e impacientes. Lo
nuevo, aunque deseado, nos da miedo. No nos llevamos bien con la incertidumbre.
Muchas veces, tras haber dado la primera punzada, ya nos
queremos echar atrás, dudamos que lo vayamos a conseguir, nos preguntamos para
que queremos cambiar, si como estábamos antes nos iba bien la vida, aunque
sabemos que no era así. ¡¡Pero va, ya que hemos empezado, sigamos adelante!!
Hacia ese traje que queremos sentir y mostrar a los demás todos los días.
Con Coraje, lo conseguiremos.
Durante el proceso, nos damos cuenta que jamás hemos podido
cuidar a nadie de verdad, porque ni nosotros mismos nos cuidábamos. O que la
forma de pensar, fue la que nos llevó a ponernos esos trajes que tanto nos
apretaba.
Poco a poco, hilada a hilada, nos empezamos a conocer de
verdad. Nos damos cuenta que este proceso en ciertos momentos tenemos que
hacerlo solos y nos da miedo. Estar solos, estar escuchando lo que nuestro
verdadero yo nos dice, cosa que, en la mayoría de las veces, nunca habíamos
hecho o le habíamos hecho caso.
Al estar solos, vemos que para empezar a dar amor a los
demás, cuidarlos, quererlos, tenemos que empezar por amarnos a nosotros mismos.
¿O das lo mejor de ti a los demás, aunque te odies y te des
asco? Yo creo que NO.
Nos vamos dando fijando que, con el anterior traje,
ocultábamos nuestros verdaderos sentimientos. Nos cegaba la ambición, el ser
los mejores y mientras tanto dejábamos por el camino, los cadáveres de
compañeros de trabajo, amigos, familiares o parejas sentimentales.
¿Para ser el mejor, a quién hay que dejar por el camino?
Pero nosotros, desde que nacemos, ya somos perfectos,
hermosos, y, sin embargo, el exterior nos hace pensar, que no es así o nos
preguntan a dónde vamos a ir sin ambición por la vida. Intentamos ser una cosa
que ya desde nuestro nacimiento ya lo somos.
¿Y tú que intentas ser?
Nos supera la codicia a la verdadera necesidad. Las
verdaderas ambiciones, las que se cumplirán de verdad, son las que nacen del
corazón.
Durante el proceso de creación de ese y todo otro nuevo
traje que nos propongamos, tenemos que ser valiente, que nuestra fe y pasión
sean más grandes que nuestro miedo, con voluntad de ir hacia ese nuevo traje.
Lo intentaremos una y otra vez, y quizá el miedo nos
atenace. Pero hay que volverlo a intentar una vez más. Otra vez. Y otra, hasta
que nos demos cuenta que se miedo que pensábamos que eran tan real, no es así,
solo era fruto de nuestra mente.
Y en el momento menos esperado, el traje ya estará
confeccionado, tal y como habíamos soñado. En ese momento habremos dejado de
buscar un traje que nos reafirme el quien somos, por otro que diga, “qué
somos”. Ese “qué”, es misión, ese legado que queremos dejar.
Sin esfuerzo jamás podremos salir de esa vida, que con
nuestras decisiones nos ha tocado vivir, e ir hacia esa nueva vida que queremos
de verdad.
Claro que no es nada fácil, Pero ¿qué hay
fácil en la vida? Nos
da miedo descontrolarnos, queremos tener todo asegurado, queremos conseguir
algo nuevo en la vida, pero seguir en nuestro sofá, saber que nos va a pasar a
la hora siguiente.
Así jamás conseguiremos nada de lo que queramos en nuestra
vida. ¿Tú crees que perder peso, pedirle una cita a esa persona que te gusta, o
cualquier cosa que te propongas, se consigue sin valentía, sin constancia y sin
fe? Yo creo que no.
Dejemos de ser supervivientes en este mundo y seamos
valientes exploradores en búsqueda del sueño perdido.
Si no te conformas cómo te sientes
ahora, con lo que haces, ¿Entonces a qué esperas?
Tú tienes el poder de elección, nunca dejes que nadie elija
por ti.
A todos nos gustaría la vida que la vida, fuera fácil,
sencilla, y que solamente con un chasquido de dedos, todo nos viniera a
nosotros, pero las cosas no son así.
Abracemos las incomodidades, saber que no sabemos qué nos va
a pasar, molesta y mucho, la incertidumbre es muy mala, pero a la vez, nos ayuda
a crecer, a no parar hasta que salga a la luz, ese ser que nosotros somos de
verdad.
NO PARES, SE CONSTANTE, ESFUÉRZATE, hasta que te haya esculpido ese traje que va
totalmente acorde. Atrévete a crear esa nueva realidad, a quitar esa armadura
oxidada que llevamos
todos, como bien dice el libro.
No hace falta hacer el mejor traje, de alta costura, sino
que lo importante es que estemos dispuestos a confeccionarlo, a dar el paso.
¿Y tú qué trajes te vas a poner mañana? ¿Te gustaría ponerte
uno nuevo? ¿Y por qué no lo intentas? ¿Quién te lo impide? ¿Sin valentía,
esfuerzo y constancia crees que conseguirás cualquier cosa que te propongas? ¿Muestras
a la sociedad quién eres de verdad?