El poder interior
Yo creo que hay un Poder en el interior de cada uno de
nosotros capaz de orientarnos amorosamente hacia la salud perfecta, las
relaciones perfectas, la profesión perfecta, y que nos puede ofrecer
prosperidad de todo tipo. Para obtener estas cosas, primero tenemos que creer
que son posibles. El segundo paso es estar dispuestos a «aflojar» las pautas o
hábitos que nos crean situaciones que decimos que no deseamos.
Pienso que nuestra mente está conectada con la Mente Única e
Infinita; por lo tanto, todo el conocimiento y toda la sabiduría están siempre
a nuestra disposición. Estamos conectados a esta Mente Infinita, a este Poder
Universal que nos ha creado, por medio de tina chispa de luz que hay dentro de
nosotros: nuestro Yo Superior o Poder interior.
El Poder Universal ama a todas sus creaciones. Su objetivo
es el bien y lo dirige todo en nuestra vida. No sabe odiar ni mentir ni
castigar. Es puro amor, libertad, entendimiento y comprensión. Es importante
que nos volvamos hacia nuestro Yo Superior porque por medio de él recibimos
nuestro bien. Es preciso que comprendamos que podemos emplear este Poder de
cualquier forma.
Si elegimos vivir en el pasado y recordar continuamente
todas las situaciones y circunstancias negativas que hemos experimentado,
entonces nos estancaremos. Si tomamos la decisión consciente de no ser víctimas
del pasado y de emprender la tarea de crearnos una vida nueva, contaremos con
el apoyo de este Poder interior y empezaremos a tener experiencias nuevas y más
felices. Yo no creo que existan dos poderes. Creo que existe, Un Espíritu
Infinito. Es demasiado fácil echar la culpa al demonio o a «ellos». En
realidad, sólo somos nosotros: o empleamos sabiamente el poder que poseemos o
lo empleamos equivocadamente.
¿Tenemos al demonio en nuestro corazón?
¿Condenamos a los demás por ser diferentes de nosotros?
¿Qué es lo que escogemos? ¿Responsabilidad o culpa?
También creo que con nuestros pensamientos y sentimientos
contribuimos a crear una situación, buena o mala, de nuestra vida. Nuestros
pensamientos crean nuestros sentimientos, y vivimos de acuerdo con esos
sentimientos y creencias. Esto no quiere decir que seamos culpables de las
cosas que van mal en nuestra vida. Hay diferencia entre ser responsables y
sentirnos culpables o culpar a otras personas.
Cuando hablo de responsabilidad, me refiero al hecho de
tener poder. Si echamos la culpa de lo que nos pasa a alguien o algo externo,
estamos regalando nuestro poder. La responsabilidad nos da el poder de efectuar
cambios en nuestra vida. Si escogemos el papel de víctima, lo que hacemos es
usar nuestro poder personal para ser impotentes. Pero si decidimos aceptar
nuestra responsabilidad, entonces no perdemos el tiempo en culpar a los demás o
a algo «exterior». Algunas personas se sienten culpables de crearse
enfermedades, pobreza o problemas. Eligen interpretar la responsabilidad como
culpa. (Algunas personas de los medios informativos llaman a esto «culpa de la
Nueva Era».) Se sienten culpables porque creen que en cierta forma han
fracasado. Pero es que de un modo u otro suelen verlo todo como una cuestión de
culpa, porque ésta es una forma más de convencerse de que son unas malas
personas. No es eso lo que yo quiero decir.
Si podemos servirnos de nuestros problemas y enfermedades
como de oportunidades para pensar cómo podemos cambiar nuestra vida, tenemos
poder. Muchas personas que han pasado por enfermedades terribles dicen que eso
fue lo más maravilloso que hubiera podido su cederles porque les dio la
oportunidad de re emprender su vida de forma diferente. En cambio, hay muchas
otras que van por ahí diciendo: «Soy una víctima, ¡ay de mí! Por favor, doctor,
póngame bien». Creo que a estas personas les resultará muy difícil ponerse bien
o simplemente afrontar sus problemas.
La responsabilidad es nuestra capacidad de reaccionar ante
una situación. Siempre tenemos una opción. Esto no significa negar lo que somos
y lo que tenemos en nuestra vida. Simplemente significa que podemos reconocer
que hemos contribuido a estar donde estamos. Aceptando la responsabilidad
tenemos el poder de cambiar. Podemos decir:
«¿Qué puedo hacer para que esto sea diferente?».
Es preciso entender que todos tenemos poder personal «en
todo momento». Depende de cómo lo usemos. Muchos de nosotros comenzamos a
comprender ahora que provenimos de hogares problemáticos. Cargamos con
muchísimos sentimientos negativos sobre nosotros mismos y nuestra relación con
la vida. Mi infancia estuvo plagada de violencia, incluidos los abusos
sexuales. Estaba hambrienta de amor y afecto y no tenía la más mínima
autoestima. Incluso después de haber abandonado mi casa a los 15 años, continué
sufriendo malos tratos de muchos tipos. Aún no había comprendido que esas
pautas de pensamientos y sentimientos que había aprendido de muy pequeña eran
lo que atraía hacia mí estos malos tratos.
Los niños suelen ser sensibles a la atmósfera mental de los
adultos que les rodean. De modo que a edad muy temprana yo aprendí lo que eran
el temor y los malos tratos, y cuando crecí continué recreando estas
experiencias. Ciertamente no sabía que tenía el poder de cambiarlas. Era
despiadada mente cruel conmigo misma porque creía que la falta de amor y de
afecto que sufría significaba que yo era una mala persona.
Todos los acontecimientos que has experimentado en tu vida
hasta este momento han sido creados por tus pensamientos y creencias. No mires
hacia atrás con vergüenza.
Mira el pasado como parte de la riqueza y plenitud de tu
vida. Sin esa riqueza y esa plenitud no estarías aquí hoy. No hay ningún motivo
para castigarte por no haberlo hecho mejor. Lo hiciste todo tan bien como
pudiste. Libera el pasado con amor y agradécele que te haya conducido a este
nuevo conocimiento.
El pasado sólo existe en nuestra mente y en la forma en que
elegimos verlo mentalmente. Este es el momento que estamos viviendo. Este es el
momento que estamos sintiendo. Este es el momento que estamos experimentando.
Lo que hacemos en este mismo instante es colocar los cimientos para el mañana.
De modo que este es el momento de tomar la decisión. Nada podemos hacer mañana,
ni tampoco ayer. Sólo podemos hacerlo hoy. Lo que importa es lo que elegimos
pensar, creer y decir en este mismo momento.
Cuando comenzamos a responsabilizamos consciente mente de
nuestros pensamientos y palabras, entonces tenemos los instrumentos que podemos
utilizar. Sé que esto parece muy sencillo, pero recuerda que la efectividad del
poder está siempre en el momento presente.
Es importante que comprendas que no es tu mente quien está
al mando. Eres tu quien gobierna tu mente. El Yo Superior tiene el mando.
Puedes abandonar tus antiguas ideas. Cuando tu vieja forma de pensar intente
regresar diciendo:
«Es muy difícil cambiar», tú tienes que asumir
el mando. Dile a tu mente: «Ahora elijo creer que me
resulta fácil efectuar cambios». Es posible que tengas que
conversar bastantes veces con tu mente para que reconozca y acepte que eres tú
quien dirige, y que hablas en serio.
Imagínate que tus pensamientos son como gotas de agua. Un
pensamiento, como una gota de agua, no es gran cosa. Cuando se repite una y
otra vez, primero notas una mancha en la alfombra, después ya hay un pequeño
charco, seguidamente una laguna, y a medida que los pensamientos continúan, se
pueden transformar en un lago y finalmente en un océano.
¿Qué tipo de océano deseas crear?
¿Un océano contaminado y tóxico en el que no te puedas bañar?
¿O uno de aguas azules y cristalinas que te invite a disfrutar
de su frescura?
—No puedo evitar pensar esto —suele decirme mucha gente.
—Sí que puedes —contesto yo invariablemente.
Recuerda, ¿cuántas veces te has
negado a aceptar un pensamiento positivo? Sólo tienes que decirle a tu mente que ahora
sí vas a aceptarlo. Decídete a dejar de pensar de forma negativa. Con esto no
quiero decir que tengas que luchar contra tus pensamientos cuando desees
cambiar cosas. Si surge un pensamiento negativo, dije sencillamente: «Gracias
por participar». De esta forma no lo niegas ni tampoco le cedes tu poder.
Habla contigo mismo: di que ya no estás
dispuesto a tragarte la negatividad, que deseas crearte otra forma de pensar.
Y repito, no es necesario que luches contra tus pensamientos negativos. Date
por enterado de su presencia y continúa adelante dejándolos atrás. No te
ahogues en el mar de tu propia negatividad cuando puedes nadar en el océano de
la vida.
Has sido creado para ser una expresión maravillosa y amorosa
de la vida. La vida está esperando que te abras a ella y te sientas digno del
bien que te tiene reservado. La sabiduría y la inteligencia del Universo son
tuyas para que las utilices. La vida está ahí para apoyarte. Ten la seguridad
de que tu poder interior está a tu disposición.
Cuando se siente temor, va muy bien prestar atención a la
respiración, al aliento que entra y sale de nuestro cuerpo. Ese aire, la
substancia más preciosa de la vida, se nos da con liberalidad. Tenemos el
suficiente para que nos dure tanto tiempo como vivamos.
Aceptamos esa preciosa substancia casi sin pensar, y sin
embargo dudamos de que la vida satisfaga nuestras otras necesidades. Ha llegado
el momento de que conozcas tu propio poder y sepas qué es capaz de hacer. Entra
a tu interior y descubre quién eres.
Cada vez que dices «No sé»,
cierras la puerta a tu sabiduría interior. Los mensajes que recibes de tu Yo
Superior son positivos y te fortalecen. Si recibes mensajes negativos, quiere
decir que actúas desde tu ego y en un plano mental humano, e incluso tal vez
desde tu imaginación, aunque con frecuencia los mensajes positivos nos llegan a
través de la imaginación y los sueños.
Apóyate tomando las decisiones que te convienen. En caso de
duda, pregúntate:
¿Esta decisión está inspirada por el amor a mí mismo? ¿Me
conviene en estos momentos? Es posible que después, un día, una
semana o un mes más tarde, tomes otra decisión. Pero hazte estas preguntas en
cada momento.
A medida que aprendemos a amarnos a nosotros mismos y a
confiar en nuestro Poder Superior, nos convertimos en co- creadores con el
Espíritu Infinito de un mundo benévolo y amante. Nuestro amor por nosotros
mismos nos hace pasar de ser víctimas a ser triunfadores, y atraemos
experiencias maravillosas. ¿Te has fijado que las
personas que se sienten a gusto consigo mismas son naturalmente atractivas? Suelen tener cierta característica, un algo
que es sencillamente maravilloso. Se sienten felices con su vida. Las cosas les
resultan fáciles; no necesitan esforzarse por lograr nada.
Hace bastante tiempo aprendí que soy una con la Presencia y
el Poder de Dios. Sé que la sabiduría y el entendimiento del Espíritu residen
en mi interior y que estoy, por lo tanto, divinamente guiada en mi trato con
las demás personas del planeta. Así como las estrellas y los planetas están en
su órbita perfecta, así también yo estoy en el orden divino correcto. Puede que
no lo entienda todo con mi mente humana limitada; pero en el plano cósmico, sé
que estoy en el lugar correcto, en el momento correcto, haciendo lo que es
correcto. Mi experiencia actual es un peldaño hacia nuevos conocimientos y
oportunidades.
¿Quién eres? ¿Qué has venido a aprender aquí? ¿Qué has venido a
enseñar?
Todos tenemos un motivo único. Somos mucho más que nuestra
personalidad, nuestros problemas, nuestros temores y enfermedades. Somos
muchísimo más que nuestro cuerpo. Todos estamos conectados con los demás seres
del planeta y con toda la vida. Todos somos espíritu, luz, energía, vibración y
amor; todos tenemos el poder de vivir nuestra vida con finalidad y sentido.
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