Los conflictos de familia y las
relaciones interpersonales.
Laura
Rojas-Marcos es
psicóloga por la Universidad de Nueva York, ciudad donde ha vivido varios años
y prestó
en 2001 asistencia psicológica a las familias afectadas por los
atentados a las Torres Gemelas. Desde 2002 reside
en Madrid y cada día acude a su consulta privada como especialista
en trastornos de ansiedad, depresión,
estrés, psicosociología, maltrato doméstico, problemas relacionales...
Acaba de publicar su último libro; La familia. De las relaciones tóxicas a
las relaciones sanas. En
sus páginas explica que, para la mayoría de las personas, todo
sucede y se experimenta por primera vez en la familia: las primeras
emociones positivas y negativas, los primeros aprendizajes y las primeras
relaciones afectivas. Está convencida de que «vivir plenamente en familia es un
proceso que todos podemos aprender y llevar a la práctica».
—¿Existe la familia perfecta?
—No, la familia perfecta no existe. Todas
las familias tienen altibajos, fortalezas y debilidades. La clave está en saber
manejar el estrés y los conflictos de una forma constructiva.
—¿A partir de qué momento se considera una
relación tóxica?
—A partir del momento en el que uno
identifique la relación que existe entre una persona determinada y el
sufrimiento/malestar que provoca. En el caso de que el sufrimiento sea causado
por dinámicas agresivas o amenazantes, la relación se puede considerar tóxica.
De igual modo, se puede considerar tóxica aquella en la que existe chantaje
emocional o manipulaciones perversas.
—¿De qué manera influyen las buenas
relaciones familiares en el equilibrio personal?
—Influyen de forma muy positiva. Cuando las
relaciones son buenas nos sentimos más seguros, contentos e ilusionados. Nos
gusta conectar con el resto de los miembros de la familia, compartir
experiencias y pensamientos. Además, nos sentimos cómodos con nosotros mismos y
con las personas del entorno.
—¿Cuáles son las principales razones por
las que una relación que se supone que debe ser sana, o que comienza siéndolo,
se vuelva tóxica?
—Las relaciones se convierten en tóxicas
cuando las personas se vuelven rígidas, extremadamente exigentes e inflexibles,
cuando se manipula sin tener en cuenta los sentimientos de los demás o cuando
se utiliza a las personas para el propio beneficio. Las relaciones son tóxicas
cuando desaparece el respeto y la empatía.
—¿Cómo se puede pasar de una relación
tóxica a una sana? ¿Merece la pena el esfuerzo?
—El esfuerzo para cambiar de algo negativo
a algo positivo siempre merece la pena. Las relaciones pueden pasar de ser
tóxicas a sanas cuando se identifican los sentimientos, los comportamientos y
las dinámicas tóxicas. Una vez identificados, es importante hacer un plan de
acción para cambiarlas. Y comprometerse al cambio.
—¿Qué relaciones familiares suelen ser las
más tóxicas (las de pareja, suegra-nuera…)?
—Aquellas que están compuestas por personas
conflictivas e insensibles. Independientemente de la relación (pareja o familia
política) la toxicidad es proporcionada por las personas, no por el tipo de
relación en sí misma.
—¿No es normal que existan problemas de
comunicación con la familia cuando ni siquiera muchas personas saben
comunicarse consigo mismas?
—Aprender a comunicarnos y entendernos con
nosotros mismos y con la familia es un proceso lento que empieza desde el
momento que nacemos hasta el momento que morimos, por lo tanto, es normal que
surjan problemas. La clave está en desarrollar estrategias para saber
resolverlos.
—¿Existe una estrategia para la
comunicación positiva?
—Las claves para tener una comunicación
positiva son: ser respetuoso, tener empatía, interés por el otro, escuchar de
forma activa, ser claro en el mensaje (evitar sarcasmos y comentarios irónicos)
y tener una actitud constructiva.
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