En el lugar que les corresponde
A partir de ciertas edades,
¡quién no tiene ya un ex! Esto es completamente natural y saludable
puesto que la práctica afectiva es tan necesaria como
la física.
Cuando alguien se
convierte en ex pasa a ser alguien del pasado, al menos en todo
lo referente a afectividad e intimidad.
Los ex pueden
estar en el presente ocupando el lugar que les corresponde: padre/madre de unos hijos comunes,
amigo/a, vecino o familiar. Pero ambos ex deben tener claro que hay una línea que no se debe de
traspasar, con
ninguna excusa y mucho menos sin permiso explícito.
Quizás en tu
relación actual te encuentres con alguna de estas situaciones relacionadas con algún ex:
Cambio continuo de
planes en nombre de los hijos que se tienen en común;
Una ex que
siempre necesita a su ex para arreglar grifos o cables que no
funcionan (y no opta por llamar al fontanero o al electricista);
Ex que entran hasta el dormitorio de una casa en la que
ya no viven;
Llamadas
frecuentes para múltiples consultas y a horas inapropiadas;
Gestos, palabras o
confidencias del/la ex que
corresponden más a la pareja, etc.
Si ya has probado
los efectos de estos ex, habrás
sentido también las incómodas y dolorosas consecuencias: discusiones, incomprensión, acusaciones
de celos, planes fallidos, pero especialmente una terrible sensación de
impotencia para hacer que tu relación actual avance.
Se trata de relaciones oficialmente acabadas, pero que en la práctica hace que nos
preguntemos para qué ha servido separarse si
se tiene al ex presente
a todas horas.
Aunque pudiera parecer que toda
la culpa es del/la ex, realmente tu pareja actual es tan
responsable como la otra persona, por no haber sabido marcar claramente
los límites de la nueva situación. Por muy pesado/a que se ponga, si se encuentra con una
barrera infranqueable, la de la intimidad de la actual pareja, más tarde o más
temprano cejará en el empeño. Sólo hay que tener un poco de paciencia, pero los
resultados compensan con creces.
Cuando la
presencia de los ex supone una alteración física, emocional o
psicológica, esto es debido a que se han traspasado los límites del lugar en el
que deben de estar: ni los hijos, ni el dinero, ni la culpabilidad son excusa suficiente para colocar a un ex por delante de la pareja actual
pues ésta acaba
resintiéndose y es uno mismo el más perjudicado por no haber sabido ser más
claro y firme en esta situación.
Si no se está dispuesto a que
los/la sex, cambien de lugar, es mejor no
separarse. El trato
con ellos ha de ser para cuestiones puntuales. Es cierto que el ideal es quedar como amigos, pero
esto ocurre después de un tiempo de distanciamiento y de reflexión tras la
separación, seguido de una comprensión y respeto hacia el otro en la
situación actual.
Si tu pareja se niega sistemáticamente a marcar los límites a su ex, necesitara ayuda externa, aunque lo más probable es que la rechace. Esto te deja como única salida el plantearte si merece la pena seguir con una persona que no ha cortado los vínculos emocionales anteriores, no puede entregarse afectiva mente a ti, y como consecuencia no puede darte el lugar ni el trato que mereces. Por mucho que te duela, será mejor que le digas que te llame cuando, de verdad, esté libre para ti.
Si, por el
contrario, tu pareja admite su error, que
probablemente se haya
producido por
buena voluntad, y sabe distanciarse apropiadamente,
entonces los dos ganaran en intimidad, confianza y complicidad.
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