La vida es un proceso de cambio constante
Los procesos de cambios vistos
desde el punto de vista psicológico, son una evolución natural y necesaria de
cada ser humano. Es decir, que debemos cambiar según la
situación o el contexto. Por ello, no te comportas igual frente a tu jefe que,
frente a tu grupo de amigos en un bar, sólo por citar un ejemplo.
En la Terapia
Gestalt se indica que el hombre en su estado
natural siempre experimenta un cambio, basado en la interacción con el medio
ambiente y consigo mismo. Entonces, la constante es el cambio, aunque esto
parezca algo extraño de decir.
Siempre debemos enfrentarnos a
cosas que no conocíamos, dejar de lado ciertos hábitos o estados emocionales, modificar
ciertos valores (aunque sea en los detalles), etc. Es que la vida, afortunadamente no es un estanco, sino
que se mueve constantemente. Y la clave radica, justamente, en cambiar para
adaptarnos.
Seguramente has
oído decir la frase
“Que me acepte
como soy, que no voy a cambiar”.
¿Pero, realmente
esto es así?
¿Cuántos son los que pueden ser
felices bajo esa postura de “morir con un ideal”? Nadie
dice que una pareja, los padres o un jefe tengan la potestad de cambiarnos,
pero sí de ayudarnos a mejorar para ser más felices, más productivos, más
amables, más solidarios, etc.
Quedarnos mucho tiempo en la zona
de confort no nos lleva a ningún lado. Lo
mejor es que haya vaivenes en la vida. Sin dudas, se debe preferir estar en un
río que fluye que en un charco de agua estancada. ¿Por qué crees que en este
último espacio es donde proliferan los microbios, las enfermedades y
los virus? Porque no se mueve, básicamente. Siguiendo esta comparación, una
vida que no se modifica es más vulnerable a sufrir.
Dejar esa zona de
confort no es para nada sencillo y te llevará bastante tiempo lograrlo. Pero
vale la pena hacer el esfuerzo. En realidad, no hay que cambiar,
sino aprender cómo cambiar, que son dos cosas diferentes. Puedes
seguir siendo la misma persona, pero adaptada a la situación, al paso de los
años, al entorno, a los avances, etc.
Si ese confort o
esa falta de cambio está empezando a interferir en nuestro bienestar y
felicidad, entonces, es
momento de dar el gran salto y pasar a habitar otro lugar. De
vez en cuando podrás regresar a esa habitación, pero no volver a encariñarte
con ella.
Los beneficios de cambiar
son mayores de lo que crees o consideras. A diferencia de lo que se cree, la
estabilidad que muchos buscan (sea económica o emocional), no siempre es
sinónimo de felicidad.
¿Estás cansado de seguir una rutina a diario, de hacer siempre las mismas cosas,
de no innovar ni siquiera en un ápice de tu existencia? No dejes pasar más el tiempo para
que los virus sigan proliferando en el agua estancada. Ponte en marcha y
empieza a cambiar, de a una cosa, aquello que no te gusta.
No es necesario dar un vuelco de
180° de la noche a la mañana, puedes comenzar con pequeños detalles. Por ejemplo, vestirte de un color
diferente, tomar otro camino para ir al trabajo, preparar una cena para tu
familia, visitar una ciudad que nunca habías ido, buscar una opción diferente
para tus vacaciones, decorar tu escritorio con fotografías, cambiar de lugar
los muebles de la sala, ir a un mercado del barrio en lugar del súper, escuchar
otro estilo de música… los ejemplos son infinitos. Sólo es
preciso estar dispuesto a cambiar y a mantener ese cambio. Recuerda que
tardarás 21 días en fijar una actitud en tu personalidad.
¿A qué estás esperando para salir
de tu zona de confort y comenzar a vivir la vida como realmente te mereces?
Los cambios son
necesarios en todo momento, no les temas, sé aliado de ellos. Nada malo puede
surgir de esto si tu intención es sincera. Y lo bueno es que no sólo tú, sino
todos los que te rodean, comenzarán a imitarte.
¡Hacer por un mundo con más
personas que se animen al cambio!
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