lunes, 24 de agosto de 2015

Amar es también, agradecer y confiar... (Primera parte).

    Creo que la "gratitud" y la "confianza" son dos atributos que deberíamos tener y demostrar mucho más, en nuestra vida...

    En algún artículo pude leer algo, que el día de los Reyes Magos es el día del agradecimiento, por excelencia....

    Al fin y al cabo, ambos son manifestaciones del amor. Agradecer es valorar lo que tenemos o lo que nos han dado, restando importancia a lo que no tenemos en la vida, a lo que deseamos aún por obtener. Y tener confianza no es más que esperar que la vida nos traiga todo eso, que aún no tenemos y qué es lo mejor para nosotros.

    Sólo basta ir por las calles y oír conversaciones de la gente, para uno darse cuenta de que la mayoría de las personas, hablan de lo que no tienen, lo que les hace falta o lo que han perdido. O se demuestran desanimados ante lo que vendrá o piensan que nunca lo obtendrán en sus vidas.

    A menudo concentramos nuestras energías en lo que nos falta, más que en lo que tenemos. Y seguramente tenemos tantas cosas para agradecer, en nuestra vida, como razones para quejarnos de lo que nos falta en ella.

    ¿Por qué, entonces, sólo nos concentramos en lo que nos falta y no en lo que tenemos?.

    Ejemplos para agradecer son muchos, entre ellos la vida, la salud y ser capaces de sentir lo que vivimos y pasa a nuestro alrededor...

    Razones para quejarnos, seguramente tenemos tantas como todo eso que desearíamos y no hemos conseguido aún. Un amor para toda la vida, una familia mejor, un mejor trabajo, mejor estatus económico, mejor salud, más y mejores amistades, una vida fácil y confortable...

    Pero no debemos caer en el error de pensar que tenemos lo que nos merecemos, sino pensar que tenemos lo que hemos deseado de verdad e internamente, aunque no siempre seamos conscientes de ello. Si aprendemos y nos resignamos a sufrir. Si, en cambio, deseamos honesta y firmemente el amor y lo damos a los demás, la vida nos traerá más amor, en el momento oportuno, aunque casi siempre de forma inesperada...

    Y aquí, es donde empieza la confianza. Porque confiar es creer en nosotros mismos y en que la vida nos traerá todo aquello que necesitamos en el momento oportuno, ni antes ni después. Aunque quizás tengamos que pasar antes, por circunstancias que no nos planeábamos y que resultan necesarias para aprender y poder acoger las que deseamos, cuando al fin lleguen a nuestras vidas.

    Quizás el KID sea, que lo deseamos sin poner la suficiente energía para que se haga realidad, que sólo aceptamos todo aquello, que sólo pensamos sin sentirlo o que, incluso, habiéndolo ya obtenido, y no siempre lo podemos, o queremos ver y vivir en el momento en que se presenta a nuestras vidas.

    En todo caso, confiar en la propia vida es creer que todo lo que nos pasa en ella tiene un porqué, pasa en el momento oportuno y tiene su sentido, aunque a veces nos cueste verlo en el mismo momento que sucede. Ocurra lo que ocurra, si nos lo permite sentirlo y resuena en nuestro interior, y condicionándonos, es porque debía ocurrir para despertar o simplemente para aprender algo. Y resistirse a aceptarlo no es más que negarse a aceptarse a uno mismo y/o aceptar la vida tal como es y, su resultado, será el sufrimiento.

    Todo, todo lo que ha pasado en mi vida hasta ahora, es precisamente, lo que me ha hecho ser como soy y lo que me ha traído hasta aquí. Quizás muchas de las cosas que he vivido, no las hubiera deseado nunca en mi vida, pero la verdad es que negarse ahora a ellas, no me hace más feliz, ni más dichoso, sino que me invitan a la amargura y reprocharle a la vida por su presunta injusticia cometida conmigo. Y eso precisamente es lo que hice durante demasiados años de mi vida y, claro, la vida me regaló miles de razones más para odiarla o, como mínimo, estar disgustado conmigo mismo, con ella y con todo lo que me rodea, que forma parte de una supuesta conspiración cósmica en contra de mi y de mi entonces imposible felicidad...

    ¿Cómo podía ofrecerme la vida argumentos y circunstancias para ser feliz, si yo estaba concentrando toda mi energía en renegar de ella y de lo que había a mi alrededor?.

    Y claro está, llegó un momento en que hubiera deseado abandonar esa vida triste e infeliz que yo mismo me había creado en mi cabeza y en mi corazón, entonces sólo lleno de dolor. Supongo que, en aquel entonces, tenía más miedo a la vida, que a la propia muerte, como liberación....

    Continua....

No hay comentarios:

Publicar un comentario