lunes, 24 de agosto de 2015

Amar es también, agradecer y confiar... (Segunda y última parte).

    Cuando caminamos entre las personas se pueden oír conversaciones de disgustos en la mayoría de ellas, siempre hablan de lo que no tienen, de lo que les hace falta o lo que han perdido. Se siente el desánimo ante lo que vendrá o piensan que nunca lo podrán tener en sus vidas...
    Yo supongo ahora que ese momento de ofuscación, tiene que llegar a sus vidas para despertar las que se den cuenta de que están sintiendo la infelicidad en sus vidas...
    Ahora les cuento mi experiencia, sintiendo la infelicidad en mi vida, porque además no tuve siquiera el valor de morir. Aunque ahora pienso que no me atreví a morir porque ya vivía muerto, durante todos esos años que yo me permití sufrir inútilmente por una vida sólo soñada, pero nunca antes lo suficientemente deseada como para vivir la y aspirar a ser realidad todo lo que siempre había soñado... y que hasta entonces no me había dado cuenta de que dependía sólo de mi.
    Pienso ahora que mi vida sigue aparentemente igual, aunque algo importante ha pasado en ella, que me permite ver la, sentir la de otra manera... ahora ya con ilusión, con gratitud y confianza. Quizás tuve que estar cerca de perder mi vida para darme cuenta de que lo esencial estaba, y estuvo siempre, en mi corazón y que sólo debía estar dispuesto a soñarlo, sentirlo y vivirlo, y dejarlos salir... para qué la vida luego decidiera cuando y como la viviría. A partir de ese momento, me di cuenta de que el protagonista de mi vida era yo y, que no podía depender sólo de las circunstancias de mi alrededor.
    Y entonces descubrí algo siempre soñado y apenas obtenido desde fuera, que es la sensación de libertad, acompañada como siempre de la responsabilidad para conmigo mismo y de los demás, incluyendo, mi propia vida. Ya se, es algo difícil de explicar, pero lo entenderás mejor, si te explico los efectos, como dejar de huir permanentemente de lo que sentía y vivía, del pasado y dejar de temer por lo que sucedía en mi vida y, a cambio, siempre intentar en encontrar su sentido y la mejor manera de beneficiarme de ello.
    Así hoy, cada día más, digo con libertad lo que siento y lo que acepto, sin más. Y eso me permite no sufrir tanto como siempre había sufrido mientras los condicionantes de mi vida, mandaban en ella.
    Hoy ya casi puedo sentir lo que siento, sin miedo a herirme o a herir a alguien, porque mis sentimientos son honestos conmigo mismo y con los demás.
    Hoy puedo desear felicidad a alguien que quiero, sin necesidad de otorgarme el papel de protagonista, único de la felicidad de los demás.
    Hoy puedo dar lo mejor que tengo al mundo que me rodea, sin imponerlo y sin que me sienta héroe, de lo que consigo mejorar en el.
    Hoy puedo incluso amar intensamente sin impaciencia y sin esperar recibir nada a cambio y, también, agradecer el sentirme bien amado, aunque no siempre se exprese así, como había pensado.
    Hoy soy capaz de comprender que, habiendo dejado brotar mi tristeza, mi sufrimiento y mis reproches hacia mí mismo, y a los demás y la vida durante tantos años, ahora todo lo que siento y vivo en ella sale de mi corazón y es beneficioso para mí, para los demás y para el mundo en el que habito.
    Y hoy, gracias a esa manera de sentir y de vivir libremente y desde mi corazón, estoy llegando a la paradoja de que me da igual morir ahora mismo, que vivir mil años más, para hacer todo lo que me queda, aún por hacer en esta nueva vida. Sé que resulta difícil de creer, quizás pensaras que soy un loco que confía demasiado en sí mismo, y en los demás y en la vida que es capaz de protagonizar o que soy un presunto iluminado que se cree con el privilegio exclusivo de la verdad...
    Pero te recuerdo que no, que soy de verdad, un ser humano, universal y singular como tú mismo, con sus luces y sus sombras... aunque ya se sentir, cada día más, la libertad y el amor en mi interior y compartirlo con los que amo...
    Quizás la única diferencia que pudiera haber entre tu y yo ahora es que yo quizás empecé antes a amar de verdad, es decir, a confiar en mí mismo, en ti y en la vida y a estar agradecido por lo que soy, siento, amo y hago en mi vida, cada día...
    Tal vez hoy estoy solo a un paso más cerca de la vida plena y de la felicidad, aunque pronto llegarás y quizás podremos también compartir la vida juntos, con mucho amor y de sobra...
    Gracias, muchas bendiciones....

No hay comentarios:

Publicar un comentario