¿Fluir o perseverar?... (Segunda y última parte).
Alguna vez me gusta recrearme en el pasado y reflexionan sobre mi vida.
La más de las veces, no sólo, no se cumplieron mis expectativas, sino que lo vivido no tuvo nada que ver con lo deseado, tanto en el aspecto positivo, como en el negativo.
Deberíamos perder el mal hábito de juzgar las cosas en cuanto llegan y, simplemente, están dispuestos a vivir las, sin ni tan siquiera buscarles su sentido o significado. Simple y llanamente, confiando en que, si están aquí, es por algo. Luego, la propia vida nos mostrara su profundo sentido y entonces seremos verdaderamente capaces de entender el por qué de todo lo que ocurre en nuestra vida.
Mirando hacia atrás en nuestra propia historia, todo lo que ha sucedido en ella tiene su "¿para qué?", Aunque a menudo nuestra mente nos cuestione su significado. Tal vez lo único que deberíamos extraer como conclusión es que hay que aprender a confiar en la propia vida.
Hace ya tiempo que no intento buscar el sentido de las circunstancias cuando llegan, como muchos presuntos "iluminados hacen". Como tampoco juzgar las, aunque eso a veces cuesta, pues es humano tener mis propios planes. Simplemente, cada día más intento sentir las en mi interior, donde todo tiene ya su propio sentido, y vivir las. Pero he de reconocer que, día a día, por fin entiendo más y mejor las reglas de la vida, como se comporta. Antes, durante demasiados años, siempre tuve una idea concreta de mi vida, incluso en los pequeños detalles.
Hoy, años después y viendo los resultados de mi propia vida y en la de los demás, sólo se que no sé nada, aunque eso es precisamente lo que ha dejado, por fin, de asustarme. Las cosas son como son... y yo lo único que puedo en mi propia vida es enfocarme a lo que quiero o no en ella... y aceptar sin miedo lo que venga.
Esto último, aunque parezca mentira o una obvie dad, es un gran logro, para mi. Pongo toda mi energía en lo que quiero.. y luego dejo que la vida siga la suya. Cuando empiezas a entender de qué va la vida, trataras de sacarle el máximo provecho, a disfrutar en ella cada nuevo instante, como si siempre fuera el último o el primero. Y eso invita a ser agradecido con ella, aunque la razón no siempre lo entienda. Aprendes a no perder un solo instante, así como a respetar el momento de los que te rodean y su libertad de aprovechar lo o no. Así, sin darte cuenta, dejas de lamentarte, de dar lecciones sobre la vida a los demás y aprender a vivir tu vida con responsabilidad, sin perder un solo momento.
Yo pongo la taza de café vacía y la vida la llena, gota a gota...
Gracias, siempre muy atentos, se los agradezco....
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