domingo, 2 de agosto de 2015

Ser leal... Con uno mismo y con los demás. (Segunda y última parte).

    El derecho a decidir lo que uno quiere o no en su vida, a ser lo que uno siente que es, a actuar en consonancia a lo que uno piensa y siente, son derechos, ¿o deberes?, Personales e intransferibles. Nadie debería ceder los a nadie o a nada más, aunque supuesta mente sea a cambio de algo que necesitamos y valoramos, normalmente disfrazado de confortabilidad, seguridad o, llamémosle lealtad...

    Siempre he sido una persona leal a lo mío, aún que esta virtud no es siempre fácil de llevar en un mundo plano, globalizado y que se sustenta cada día más en un pensamiento único, que lamentablemente niega la singularidad de cada uno de nosotros. Soy leal a mí mismo y tengo la virtud de otorgar esa lealtad firme a quien, o lo que, la merece. Dar libremente lo mejor de uno mismo a alguien o a algo es un acto heroico, en los tiempos que corren. Algunos le llaman carisma, aún que alguien me comentaba hace unos días, que yo era una persona carismática especial, pues creaba grandes amigos o, al revés, grandes enemigos. Seguramente es verdad, nunca he sido un incondicional consensual, he preferido ser siempre yo mismo... Aunque me ha costado, o precisamente por eso, demasiados años para llegar a serlo o mucha soledad...

    Lo sé, no soy una persona siempre fácil, ni aduladora o incondicionalmente complaciente, si eso significa dejar de ser yo... Incluso ante la, siempre posible, probabilidad de equivocarme. He tardado mucho tiempo para llegar a ser leal a mí mismo, a pesar de los demás y del mundo que me rodea. Incluso he logrado. A veces, como todos, también flaqueó y me distrae el miedo y el mundo movido por el. Pero, cada día más, intento y actuó desde dentro y no hay juez mas severo que uno mismo, demuestro mi propósito de ser leal a mí mismo, y por ende, a los demás, y la coherencia entre lo que siento y hago, le guste a quien no le guste.

    Quizás por eso no soy persona de alinearme a cualquier modelo, causa o movimiento, incondicionalmente y para siempre. Mi necesidad de ser coherente con todo, y en todo momento me hace ser quizás demasiado exigente conmigo mismo, intentando ser flexible con los demás y, a la vez, firme por lealtad, aunque eso muchas veces despierte un cierto recelo o miedo en los demás...

    Cuando uno es lo que en realidad es y siente... y, cuando tiene el valor de manifestar lo y compartirlo con alguien o algo más, esta siendo verdaderamente legal....

    Gracias, siempre con ustedes, un abrazo fuerte...

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