domingo, 13 de septiembre de 2015

"¿Por qué no es bueno controlar las emociones?"...

    En nuestro camino a la superación personal nos encontramos muchas veces, con una falsa meta.

    Y deseamos ejercer un control total sobre nuestras emociones.

    Leemos que alguien nos recomienda estar siempre feliz y tratamos de sentirnos bien en todo momento.

    Asimismo, sentimos que debemos controlar nuestro mal humor, en todo momento y que reprimir los corajes (enojos) o estados negativos, es la manera correcta de proceder.

    Pero esto es un error.

    Las emociones funcionan durante ciertos períodos de tiempo. Estar siempre feliz es tan poco natural, como estar durmiendo todo el día o estornudar indefinidamente. Hay personas que buscan opa car sus sentimientos desagradables con comidas chatarras, con drogas, frente a la televisión, con un cigarrillo en las manos y mucho trabajo. Si bien funciona, es sólo de forma temporal, las emociones negativas continúan ahí, aunque las ocultes.

    Hay un detalle de gran importancia en todo este asunto;. Nuestros genes siempre nos piden que tengamos cosas para resolver. La tarea de supervivencia de nuestros antepasados fue tan primordial que actualmente tenemos las mismas necesidades, nos alimentamos por la necesidad de controlar todo y buscamos, incluso, que nuestros sentimientos sean controlados.

        ¿Dónde está el problema?.

    Intenta mover un objeto con tu mente. ¿Es posible, si?. Aunque apliques toda tu concentración, no podrás mover el objeto sólo con la idea de hacerlo.

    ¿Para que sirve este ejemplo?.

    Para comprender que tus pensamientos sólo afectan la realidad, cuando ejecutas una acción, no un sentimiento. Aunque quieras mucho a una persona, la relación no fructificara, a menos que hagas algo y lo demuestres con hechos.

        Los seres invisibles no pueden dañarnos físicamente.

    Una práctica útil es pensar que las emociones son seres imaginarios que nos asedian constantemente en la vida, pero que, sin embargo, no pueden dañarnos. Es bueno comprender y estar convencida/o de que, aunque las emociones estén ahí, en realidad no pueden destruirnos.

    Reprimir las emociones o no querer verlas, es no aceptarnos con todas nuestras facetas, es negar una parte de nosotros mismos. Es más saludable sentir las, reconocer las y observar las, tratando de que no lleguen a afectarnos físicamente. Una vez que entendamos esto, podremos hacer que cualquier emoción fluya a nuestro favor y no en nuestra contra.

    Por ejemplo:.

    La tristeza o la ira no necesariamente son negativas, si pueden ayudarnos a mejorar nuestra creatividad o nuestro desempeño positivo. Hagamos, entonces, que esos "seres invisibles" que son las emociones, nos inspiren en alguna actividad.

    El miedo, por ejemplo, puede entrenar nuestra mente para predecir los eventos futuros y así tomar mayores precauciones en una actividad, que consideremos peligrosa.

    Grandes obras de arte se han realizado por situaciones de catarsis. La música, por ejemplo, requiere del sentimiento para desarrollarse. Las novelas también requieren que el escritor entre en un estado emocional para entender a sus personajes. Es decir, que los artistas conocen sus emociones y las enfocan en algo positivo, obteniendo el fruto de su creación.

        Las claves sobre las emociones.

    En resumen, controlar en exceso las emociones o reprimir las representa un gran error en el camino del desarrollo personal. Debemos evitar sofocar las y entender que son pasajeras. Lo que podemos hacer es dejarlas fluir y convivir de una forma positiva con ellas.

    Es necesario que nos permitamos sentir nuestra humanidad, con las emociones incluidas, tal cual lo hacían los griegos, quienes entendían la complejidad del hombre, por todas las caras, que ofrecían sus emociones.

    Conocerse a sí mismo es también parte de la clave en este proceso. Si sabemos cómo reaccionamos ante ciertas situaciones, podemos anticipar el sentimiento y convivir con él mientras dure. Algunas emociones como la felicidad, la alegría y el entusiasmo, las permitimos porque nos dejan una sensación agradable, pero aquellas no tan placenteras, son parte de la vida también y no es saludable tapar las o cubrir las, ni negar las.

    La satisfacción, por ejemplo, no puede lograrse tan fácilmente, pues requiere de un esfuerzo constante en el que seguramente pasaremos antes por la frustración, el coraje o la tristeza.

    Pero cuando alcancemos nuestra meta, la satisfacción será de un largo plazo y agradeceremos haber experimentado otras emociones negativas, para lograrlo...

    Gracias, espero que le sea útil el escrito...

    

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