Cómo buscar o restablecer la felicidad... (Segunda parte y última).
Si nuestra autoestima determina el valor que nos otorgamos a nosotros mismos (es decir, cuánto nos gustamos, y nos sentimos satisfechos de nosotros mismos), nuestro sentido determina el valor que le asignamos a nuestras vidas (es decir, la forma significativa o importante, que le encontramos a nuestras vidas).
Y mientras que una autoestima saludable es bien importante, por ser necesaria para la felicidad, lo que la aumenta más allá de lo que se considera "saludable" y no se relaciona por ser necesaria para la felicidad (tal vez porque cualquier nivel de amor propio van más allá de lo "saludables", casi por definición, en casi todos los ámbitos). Por el contrario, cuanto mayor sea el sentimiento y el propósito del sentimiento que sentimos, y más feliz podrías ser.
Es importante destacar, sin embargo, la prestación de ayuda a los demás que parece aumentar nuestro bienestar sólo cuando nos proveemos de nuestra propia voluntad. Si nos sentimos obligados a ayudar, ya sea por otra persona o por la presión interna autor generada como la vergüenza o el orgullo, ayudar a los demás no va a aumentar nuestro bienestar ni la autoestima.
Nuestro sentido de bienestar puede, de hecho, aumentar en proporción a la ayuda que prestamos, por sólo, si nuestro deseo de proporcionar ayuda es algo autónomo. Cualquier acción que tomamos para ayudar a los demás, en otras palabras, debe sentirse como si fuera nuestra idea y que viene del corazón.
Lo que crea un deseo tan autónomo para ayudar a los demás. Irónicamente, a menudo la misma acción de ayudar a los demás se produce:.
Buenos sentimientos.
Lo que nos lleva a una verdad irónica:. Es que somos los menos propensos a ayudar a otros a la hora de ayudar a los demás y es lo más probable que la ayuda está con nosotros, que, cuando nos sentimos derrotados por problemas, o por alguna tragedia o pérdida. En esos momentos, la búsqueda de la energía emocional y el deseo de autonomía para centrarse en los problemas de otras personas nos parece, no sólo imposible sino también ilógico. Después de todo, no necesitamos esa energía para nosotros mismos.
Aunque esto parece razonable a primera vista, esta actitud resulta en realidad más de los pequeños pensamientos que nos acompañan, con el desánimo que nos produce una evaluación sombría, y la mejor manera de recuperarse para ser más feliz, más capaz. Porque así como el ejercicio en realidad nos puede proporcionar la energía, al obligarnos a sentirnos cansados, ayudar a los demás nos puede ofrecer un entusiasmo, más ánimo, e incluso mas alegría, nos obliga a no sentirnos desanimados.
"Si uno enciende un fuego para los demás", y va a iluminar nuestro propio camino". Por lo tanto, los momentos en que nos sentimos más felices no son momentos sólo para disfrutar. También son oportunidades para aumentar la frecuencia y la intensidad con la que nos vamos a sentir en el futuro....
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