domingo, 10 de mayo de 2015

¿Porque?. Amar no es sufrir, es soñar juntos...

    Seguramente hay persona que no les queda más remedio que soñar. 

    Porque soñar nos aleja de la realidad, a veces triste o dolorosa, a veces irremediable y cruel. 

    Soñar nos ayuda a conectarnos con nosotros mismos, a ver nuestra realidad interna como algo siempre posible y a compartirla con los demás.

    Detrás de la realidad y de su aceptación, siempre está la alegría. Pero no es fácil aceptar la realidad, cuando esta contraviene nuestros deseos y planes. 

    Como pude leer en un libro. "Si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes". 

    Eso es así, quizás por eso la vida, que sabe más de nosotros, que nosotros mismos, nos trae circunstancias inesperadas, que nos ayudan a despertar. Porque sólo despiertos somos capaces de valorar lo que tenemos y no sólo lo que perdimos por el camino...

    Sólo así, se explica, que las personas que sufren, puedan superar las dificultades, del tipo que sean. Quizás la vida nos pone pruebas más fáciles o más difíciles de superar, en función de nuestra capacidad de afrontarlas y encontrarle su sentido. 

    Es verdad que muchas veces nos parecen injustas esa maneras de proceder... pero, nos guste o no, la vida tiene planes, para cada uno de nosotros y es nuestra capacidad de vivirlos y encontrarles nuestro propio sentido, lo que nos hace singulares y, a la vez, firmes con nuestros propósitos.

    Al fin y al cabo, vivir no es más que reconocer y aceptar, para que hemos venido a este mundo. Nuestros sueños, nos lo recuerdan cada vez que cerramos los ojos. Pero sólo teniendo el valor de abrir los ojos a la realidad, sea como sea, y haciendo realidad esos mismos sueños, es cuando aprendemos realmente a vivir. 

    Tras cada sueño, aunque para llegar, a el debamos atravesar dificultades, está la siempre posible felicidad. Felicidad, por ser capaz de no dejarse abatir, por las circunstancias, por ser capaces de sonreír cuando creemos erróneamente que la lucha por ser feliz esta irremediablemente perdida. Caerse es de humano, como lo es, levantarse tras las caídas. Es sólo una cuestión del tiempo... y de no perder la confianza en nosotros mismos y en la vida que nos ha tocado vivir. Cuando nos concentramos en el "por qué" más que en el "para qué", estamos concentrándonos en nuestros problemas, más que en la solución de estos.

    Siempre me ha dolido el dolor ajeno... hasta que aprendí que eso me hacía sufrir y, en verdad, no hacía más que negar mi confianza, es decir, mi amor, en la vida y en quien lo padecía. Tuvo que llegar el amor a mi vida, para darme cuenta de que amar es confiar, incluso en aquello que intentamos evitar, porque nos hace sufrir. Porque amar a alguien es creer que esa persona, encontrará el sentido a su sufrimiento... y algún día podrá ser feliz sin nosotros, sin nuestra ayuda, tan sólo sintiéndose amada, de verdad. 

    Amar no es sufrir, por alguien a quien queremos, si no demostrarle que confías en esa persona lo suficiente como para saber que, pase lo que pase en su vida, llegara a ser feliz... si se lo propone. Y quizás entonces descubra que lo que importa es estar siempre ahí, a su lado o sólo en su corazón, pase lo que pase, confiando, es decir, amándola de verdad.

    Cuantas veces quise a alguien sólo, porque podía sentir y compartir su sufrimiento y su dolor. ¿Por qué tarde tanto en descubrir que el amor de verdad no es más que compartir su propia fortaleza ante el sufrimiento y el dolor, pues detrás está su verdadera felicidad?.

    Amar no es más que soñar juntos en la siempre posible felicidad, y hacerla realidad, día a día.

    Gracias, por estar siempre ahí, un abrazo fuerte..


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