Desde lo más profundo de mi corazón...
Cada noche, antes de ir a dormir, pienso, o mejor, siento la necesidad de encontrarme conmigo mismo. Pido a la vida que sea capaz de encontrar sentido a todo lo que llega y pido a mi alma que no sea "yo" quien ponga obstáculos a su manifestación en mi vida, cada día.
Creo que son dos deseos esenciales, pues seguramente es lo único que necesitamos para vivir plenamente la vida.
Hace algunos años hubiera pedido fortuna, amor o felicidad... hasta que me di cuenta de que para obtener los sólo debía aceptar lo que la vida me regala cada día, estando bien atento, sabiendo encontrarle su sentido y teniendo la valentía de vivir desde el corazón.
No creo que haya deseo más honesto ni más efectivo. En cuanto aprendes a vivir así, aunque también haya momentos de sombras y dudas, dejar de tener miedo a lo nuevo y lo desconocido que llega, dejas de ver la vida como una trampa y a los demás, como rivales o enemigos. Todo se convierte en una oportunidad.
Con toda seguridad dejar de tener miedo en ti mismo, de los demás o de la vida es el primer paso necesario para que aparezca el amor, verdadero. Y no tienes nada que decir, tras el, está la verdadera felicidad... muy lejana de esa otra felicidad que nos enseñaron a buscar, forjada de deseos efímeros, de confort y de seguridad.
La felicidad surge cuando eres capaz de mirar la vida de frente y la vives desde el corazón, intensamente. Cuando alguien dijo, para que se desenmascare la verdad, sólo es necesario abandonar la mentira y el engaño. Y el tiempo se abre y te muestra la pura realidad de la mentira y el engaño. Y la mentira no es más que ese personaje que todos hemos creado por miedo, para protegernos de los demás...y de nosotros mismos.
Detrás de ese personaje creado que es la personalidad, y no hay más que ficción, inseguridad camuflada de firmeza y, sobre todo, miedo a aceptar la vida tal como es. Por decirlo de alguna manera, y si dejas de ser tu y tu idea errónea de ti mismo, llegas a ser lo que en realidad eres, tu "yo" auténtico. Ese que descubres el día en que eres capaz de mirarte al espejo de ti mismo o ante los demás, ese que es capaz de aceptar y vivir la vida plenamente, en paz. Ese día descubres que es el amor y aprendes a vivir la vida desde tu corazón.
Y a partir de ese mágico momento, pierdes el miedo a ser tu "yo verdadero", a vivir según ello y tal como sale de dentro... y, sobre todo, a compartirlo con los demás, con amor y sin esperar nada a cambio.
Sólo entonces eres capaz de vivir la vida, tal como es. Sin conflictos, porque ya sientes paz interior; sin miedo, porque ya eres capaz de sentir y vivir el amor. Y eso te hace libre y responsable ante tu nueva vida, esa que siempre ha estado ahí esperando a que tuvieras el valor de descubrirla y vivir la.
Es una nueva vida, dentro de tu vida de siempre, en la que sólo cambia el sentido que le das y que abre la puerta a esa vida plena que siempre habías deseado. Y te das cuenta de que, tardes lo que tardes en llegar a ella, es la vida que te mereces, donde los sueños puede hacerse realidad, donde todo el universo está ahí, esperándote para ayudarte, donde tú eres ese alguien singular e irrepetible que tienes sus sentidos, para que estés, ahora y aquí contigo.
Ese día descubres que es el amor y aprendes a vivir la vida desde el corazón...
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