miércoles, 11 de febrero de 2015

Para quien lo pueda y quiera ver... Mundos paralelos.

Introducción a una serie de artículos relacionados con los mundos paralelos.

    Se está viendo de que, ahora más que nunca, se están dando dos mundos paralelos, para quien lo pueda y quiera ver. 

Dos realidades distintas en una sola.

El mundo exterior y otro interior.

    El primer mundo y el tercero, sin acordarnos de que tal vez sería conveniente un segundo mundo más justo, humano y solidario.

    La economía mundial y local, como la macro economía y la economía doméstica, cada día más distantes. El mundo de la televisión y los informativos y el que cada uno hace por su propia vida, cada día...

    Al final, uno piensa que no existen dos mundos o realidades paralelas y excluyentes, sino que existe dos maneras de ver y de vivir el mundo y la vida, cada día.

Una inquietante y otra armoniosa, una llena de conflictos y la otra, de serenidad.

¿Razón o Espiritualidad, pensar o sentir?

    Una basada en el miedo y otra, fundamentalmente en el amor. Dos opiniones para una misma vida, corta o larga, qué más da....

    Pero seguramente el punto de encuentro entre ambos presuntos extremos o desencuentros no sea otro que la rica diferencia entre ellos y la necesaria equidistancia que existe entre el interior y el exterior del ser humano. Fuera el caos, dentro de la paz. Aunque cada uno de nosotros proyecte en su exterior lo que vive por dentro. En nuestro interior no existe la disyuntiva entre el corazón y la razón, así como no existen el tiempo y la distancia, que los enmarcan en un escenario puntual e inevitable de nuestra vida mundana. Corazón ni razón se encuentra a medio camino, al que yo llamo alma, seguramente con una cierta insolencia... ¿O es clarividencia?

    Y despertar al alma es un camino sin retorno atrás posible. Cuando uno prueba la paz y el amor de verdad, es difícil, pero no decir, imposible, renunciar a él y volver a la dualidad de nuestro mundo sólo aparente, con su ansiedad y su caos sólo externo. Descubrir el alma no es fácil, pues te obliga a romper inercia de tu vida, cuestionar esas creencias que te han traído hasta el hoy y desencajarte inexorablemente de un entorno, que día a día se hace más hostil a lo que tú vives desde dentro. Y eso da miedo, son demasiados moldes para romper, de una vez. Uno sueña en amordazarlo todo, firmando un presunto armisticio de paz y cordialidad. Pero es imposible aunar lo que he desunido el nombre, ya sea el miedo y el amor, la razón y el corazón, lo interior y lo exterior, a pesar de que el ser humano en su interior los contiene a ambos, equilibrados y sumados esfuerzos para caminar hacia arriba, esa vida que todos soñamos y merecemos vivir...

Continúa con una serie de artículos relacionados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario