Deja las cosas como son... (Segunda parte y última)
Cuando nos apegamos a nuestras ideas y creencias, cuando anteponemos nuestros deseos a la evidencia de la realidad, intentamos por todos los medios que las cosas sean como queremos que sean.
Y eso nos hace vivir en un mundo de ilusión "por lo irreal"basado en circunstancia efímeras y, siento decirte, que poco probable. Si, en cambio, pusiéramos todo nuestro empeño en ser, pensar, sentir y hacer lo que ya está dentro nuestro, veríamos que la vida exterior se acompasa a nuestros deseos profundos, aunque el escenario exterior sea diferente al que pensábamos o deseábamos para nuestra vida. En nuestro interior tenemos una guía infalible, que es la conciencia, que nos dice qué pasos hemos de dar, aunque nuestra razón no entiende del todo hacia donde nos dirige...
Porque resultara que pasar por esta existencia nuestra en este mundo no es más que aprender a aceptar que la vida cambia a cada instante, sin más. Y cada nuevo día, con su singular amanecer, su cielo, su luz, su contraste y su color, todos ellos singulares e irrepetibles, no lo recuerdan cada nuevo instante que vivimos. En el camino, puedes sufrir como muchos hacen porque la vida no es como la habías pensado o deseado, o bien enorgullecerte de que ese tal como es y la vivas como llega, porque simplemente has sabido estar atento, esta siempre ligero de equipaje y aceptar el cambio en cuanto lo ves, o mejor, cuando lo sientes en tu interior. Supongo que la vanidad humana no nos permitiría que aceptáramos que la vida sea algo tan simple y espontáneo.
Quizás por eso nos sentimos mejor si justificamos una vida llena de esfuerzo, de tesón, de firmeza, para alcanzar nuestros logros personales y nuestras aspiraciones profesionales. Pero cuando uno llega a una cierta edad, se da cuenta de que ese esfuerzo malogrado y con un coste en salud y sufrimiento excesivo, no es más que energía desarrollada para evitar lo inevitable, o sea que la vida sea tal como es....
Pero eso da miedo. Porque dejar que la vida sea, es algo a lo que nos enseñaron. Dejar que las cosas sean tal, cuál son exige sólo, "Valentía y libertad". Y, si quieres añadirle algo más, "agradecimiento".
Valentía para aceptar lo que sientes en tu interior y expresarlo en tu vida.
Libertad porque, para ello, antes debes deshacerte de tus miedos que delimitan.
Y gratitud porque, lo creas o no, lo aceptes o no, la vida te trae todo aquello que necesitas, en cada momento para vivir plenamente, y así aprender por fin a vivir lo que mereces.
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