jueves, 29 de enero de 2015

¿Quién y qué eres tú, para los demás? (Tercera parte y última)

Como te decía, hoy soy y en todo momento yo, para lo bueno o para lo malo.

    Creo que la felicidad consiste, entre otras cosas, en vivir la vida íntegramente, con sus luces y sus sombras, desde el fondo de tu ser y compartiendo la con los demás y el mundo que te rodea. Y, además, creciendo constantemente como ser humano, renovándote en cada momento que pasa.

    Y eso significa que me deshago cuanto puedo de las personas que solo quiere una parte sesgada de mi yo, que se han inventado y me rodeado de personas cambiantes como yo, que evolucionan cada día. Al fin y al cabo, soy lo que soy, hoy, y todo lo que aún está por descubrir. Y eso, dicho sea de paso, solo lo logra en el amor, a uno mismo y a quienes contigo están, que mejora cada día como tú porque desea su y tu felicidad.

    Por eso, tal vez ahora soy restrictivo cada día más con mis afectos, pues sólo los comparto de verdad con quiénes son capaces de apreciarme en mi totalidad y con mis valores, porque significa que también los tienen (aunque demasiadas veces, sólo escondidos), los asumen o los desean y los valoran, como yo. 

    A los que les incomoda mi verdad, con todas las luces y las sombras que tiene, los obvio, tengo paciencia hasta que tal vez llegue el momento adecuado o simplemente entran a formar parte de mi círculo de indiferencia. Rodearse de personas como tú es bueno, personas que aceptan la realidad suya y el cambio, personas que aceptan sus luces y sus sombras, como yo. Personas que saben que es mejor compartir ese camino con otras personas que están en el, aunque hagan su propia ruta....

    Hoy, cada día más, sólo quiero relaciones tan enriquecedoras como lo es mi vida plena, incluyendo mi propia soledad. Y eso sólo es posible perdiendo el miedo a que te hagan daño y abriendo tu corazón, dando primero todo aquello que tú esperas de los demás, pero sin esperarlo de vuelta, aunque parezca una contradicción. 

    Eso hace que se abra el corazón de los demás. Si no se abre o alguien se aprovecha del término está abierto para agredirme o juzgarme, significara que en su corazón hay demasiado miedo y que aún no ha llegado su momento para amar y ser amado...

    Aunque debería reconocer que, para bien o para mal, muchas veces mi presencia o mi ausencia en su vida es solo para ayudarle a despertar e invitarle a que abra su corazón como hago yo, lo logré conmigo o sin mi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario