La vida es un Puzzle (rompecabezas). Primera parte.
Si la miramos bien, la vida no es más que un siempre sorprendente puzzle. Día a día vamos colocando nuevas piezas, aunque la mayoría de veces no seamos conscientes de ello y no seamos capaces de ver que cada una en caja en una totalidad, que desconocemos.
Como un gran crisol de piezas aparentemente inconexas, día a día vamos tejiendo nuestra vida, y acabándonos o alejándonos paulatina y momentáneamente de nuestro destino, ese que merecemos y que cada uno va definiendo en su camino hasta llegar hasta el. A esa meta a la que todos sin duda llegaremos, hagan falta las vidas que sean, porque no es más que la razón para haber nacido y vivido. Pero, aún llegando al mismo destino, cada uno elige su propio camino y si en el habrá más felicidad que infelicidad, aunque la vida contiene razones y circunstancias que propician ambas, por igual.
Si miras atrás, puedes ver cómo cada persona, momento y lugar tiene su propio sentido en tu vida, aunque no coincida necesariamente con el que nosotros le diéramos en su momento, pues seguramente éste estaba condicionado por nuestras circunstancias, muchas veces efímeras o interesadas en convencer a nuestra limitada mente, que sólo busca la confortabilidad y la seguridad. Sólo puedes entender cada paso con la suficiente perspectiva desde arriba, con la libertad que da sentirlo desde dentro, la conciencia de nuestra realidad.
Mirar desde dentro, o desde arriba, como quieras entenderlo, nos permite ser libres ante las circunstancias pasajeras y volátiles que nos condicionan. Y en esa visión espectroscópica y privilegiada podemos descubrir día a día el sentido profundo y auténtico de nuestra existencia, que poco o nada tiene que ver con nuestros planes y expectativas sólo humanas y terrenas. Pero es difícil esa perspectiva global sin tener algo que la aliente y nos ayude a transitar por nuestro día a día como es la confianza. Porque la confianza genera paz, algo imprescindible para usurear por los acontecimientos de nuestra vida.
Así, cuando miro atrás veo que hay una línea argumental que dan sentido a todas y cada una de mis decisiones, ya sean aciertos o errores. Cada uno de ellos teje mi propio camino que me lleva a la vida que merezco, sin más. Sólo puedo, desde la libertad y el amor (¿la confianza, al fin y al cabo, no es amor, también?), Vivir la felicidad o el sufrimiento en mi vida, pues eso depende de mi actitud ante los acontecimientos. Todos tenemos oportunidades en nuestra vida para hacer felices o infelices, pero en nuestro interior sabemos que no hay nada permanente en nuestra vida y sólo el cambio constante lo es, o sea que todo pasara.
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