martes, 6 de enero de 2015

Para perseguir un sueño...

    A veces me pregunto como hay personas que viven sin soñar. Sólo viven lo que viven en la realidad, adaptados a sus circunstancias, a sus escenarios conocidos, a su vida planificada.

    Quizás desde siempre he sido una persona soñadora, pero inquieta, exigente conmigo mismo y con mi vida. Siempre pido más, aunque ese hábito tiña de algo de insatisfacción e infelicidad en mi vida, pero a la vez me dispone a mejorar y me mantiene permanentemente atento y con ganas de mejorar o cambiar el mundo.   Tal vez por eso me gusta escribir y expresar mis anhelos para qué, al fin, algún día se hagan realidad. Me gusta soñar en voz alta y escribir cada día sobre ello. Pero hoy ya he aprendido a soñar con los ojos abiertos y aceptar mi realidad, sin juzgarla, ni lamentarme por ella. Lo que haya de ser, será.

Y creo que no hay mejor manera para soñar que hacerlo despierto.

    Soñar con los ojos cerrados te ausenta, alejándote de tu realidad. Y es en la realidad donde está todo lo que deseamos, aunque para descubrirlo y vivir lo debamos tener: 

Primero, la valentía de abrir nuestro corazón y, 

Segundo, la voluntad de querer ver todo desde el, y vivir lo. 

    Sólo así entiendes este mundo nuestro, que en los ojos sólo ven, como algo peligroso, amenazante y/o incierto. Mientras nuestros ojos ven personas diversas y posibles contrincantes, nuestro corazón las ve todas iguales y unidas en un mismo fin, con las mismas luces y sombras. Los ojos dan argumentos a la razón para creer, juzgar y/o condenar a los demás o las circunstancias externas, mientras que el corazón te da razones poderosas para respetar, comprender les  y amarlos, desde dentro.

    No hace mucho que aprendí a abrir mi corazón, solo necesité valor para hacerlo. Tuve que dejar atrás el miedo a ser herido y aprender a aceptar el dolor y la felicidad, como partes sustanciales del ser humano. Y me di cuenta de que un corazón abierto de par en par invita a amar, o a huir por miedo al amor o a ser amado, sin más razón que la de perseguir un sueño.

Quizás lo único que logre es descubrir al fin que es la vida, su sentido verdadero y mi misión en ella, escribir para ti y tus sueños.

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