Recuentos de lecciones de la vida.... (Cuarta parte).
Continuación...
*Bienvenida confianza.
Otro aprendizaje en estos últimos años y especialmente en este que acaba de pasar, es la llegada paulatina de la confianza en la vida.
Hasta entonces me consideraba un títere de lo que acaecía en mi vida, sin tener nada que hacer al respecto, aunque pudiera ir sorteando los acontecimientos con resignación, dignidad y voluntad, para adaptarme a ellos. Pero, después de demasiados años intentando resistirme a lo obvio y que yo creía inevitable, ahora me doy cuenta de que puedo hacer, por cambiar las cosas mejor, aunque después deba dejar que las cosas sucedan por sí mismas, según la vida decida que es lo mejor, esa es la regla de oro para aprender a confiar en uno mismo y en la vida.
Creo que es la gran lección de la vida, aunque nos cueste aprenderla y, mucho más, actuar en consecuencia. Así desaparecerá esa sensación de que hay que luchar por cosas como el amor, la paz y la felicidad, que llegan por sí mismas, cuando y como han de llegar, cuando es has preparado, si te lo permites, claro.
Creo que esa es la receta mágica para eliminar la ansiedad, el miedo y el estrés en nuestra vida, en un mundo loco como el que habitamos.
*Aquí y ahora.
Sin duda, una de las lecciones que me está atrayendo este momento de mi vida es aprender a vivir el aquí y ahora. Estoy perdiendo el mal hábito de vivir el ayer y sus consecuencias, así como dejar de vivir el momento actual esperando que llegue otro mejor en el futuro, casi siempre imposible. Mientras vives en un tiempo distinto al aquí y ahora, estás dejando de vivir lo que sientes y sin prestar atención a lo nuevo que llega. Si te lo propones, día a día aprendes a abandonar la nostalgia y sus emociones asociadas especular sobre expectativas que aún están por llegar, si es que llegan. Cuando aún no esperas nada, lo consigues todo, pues el hoy lo vives como un regalo inesperado.
Vivir el hoy te permite sentir y vivir intensamente lo que siente y vive a cada instante. Y, con toda seguridad, ahí está la siempre posible felicidad. Si cada instante que vives lo haces con plena atención e intensidad, genera momentos únicos e irrepetibles que permanece en tu corazón, tal vez para siempre. No hay persona, momento o lugar que pase desapercibido o sea irrelevante, todos conforman tu vida tal como es, ahora. Eso te permite sentirte joven, sea cual sea tu edad, porque la juventud depende de la capacidad de sorpresa, de esperanza y de ilusión ante cada cosa que vives. Cuando, en cambio, todo te parece indiferente, repetitivo o redundante, es que has perdido la ilusión ante la vida, o será que has empezado a morir, en vida
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